¿Es el día o soy yo el que está gris o somos los dos?, los dos que nos compenetramos como dos buenos hermanos y el día es gris por mi fuero interno y sigue siendo gris por el ambiente. En el fondo yo sé lo que me pasa y es que no me apetece nada pasar las Navidades aquí, aquí en ésta Isla, que es preciosa y todo lo que quieras, pero es Isla e Isla, que yo sepa, significa estar aislado.Aparte que añoro el calorcito humano y ambiental de mi tierra gaditana. Daría el brazo derecho, el izquierdo no, que soy zurdo y no soy tonto, por poderme ir a esas tierras andaluzas. Y ver a mis viejos amigos y comer pescadito frito e ir al Mercado a comprar más pescaíto y oír "pisha" todo el día y chistes malos y chistes malísimos, pero con esa gracia tan de allí, que parecen los mejores chistes del Planeta. Después daría un gran paseo por sus playas atlánticas y en marea baja, cuando queda esa pista de arena mojada y llena de resplandores y de aromas a mar oceánica.
E iba a decir y a tomar unas birras con una tapa, pero resulta que ya no bebo alcohol, sólo bebo wiski de 40º, una copita en el desayuno y para calentar motores, otra a medio mañana para mantenimiento y otra después de comer, que dicen que es muy digestiva y por último otra después de la cena, que ayuda a conciliar el sueño y a limpiar las malas ideas. Ésta es la cronología del que bebe y dice no beber y cuantas veces lo hemos escuchado y ya sé que exageré con lo del wiski, pero el mismo cuento se puede aplicar con los que dicen no beber y se entonan con el vino y con las birras. Perdonádme éste lapsus, pues ya sé que esta reflexión está hecha con muy mala hostia, justo en Navidades o sea en el meollo de donde más duele. Pero así son las cosas y las cosas claras y el chocolate espeso.
Y por último, lo que realmente me desquicia es no poder ir a cenar con mi familia gaditana, mi familia política, que a éstas alturas, es mi única familia. Vamos la que yo reconozco como mi familia, aparte claro está, de la mía propia. El mogollón que se monta, pues son cerca de 40 personas y con esa alegría que les caracteriza. Y la cena, espléndida en cada plato y en cada detalle que cuelga de sus paredes. Se entra en la casa y lo primero que se hace es dejar los problemas en el ropero y empieza la fiesta y ¿cuando acaba?, eso nunca se sabe.Para el que está ahí y vive ahí todo el año, es un evento pero no tanto, ahora para el que está fuera, como es mi caso, es perderse la mejor fiesta del año. De todas formas yo tengo mi pequeña gran familia aquí en Menorca y aunque os echaré de menos, estoy seguro que también disfrutaremos. Desde aquí, desde éste grano de tierra en medio del Mediterráneo, os felicito las fiestas, amigos y familia gaditana. ¡¡Ah!! y seguir manteniendo y como siempre. el pabellón tan alto y nunca digáis: "Más es imposible", siempre es posible un poco más. A todos, ¡Feliz Navidad!.
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