Hoy es sábado 13 de Julio de 2013 y el día es sumamente espeso, con esa
niebla de verano pertinaz y esa humedad que se corta como se corta un
queso. El día está espeso y yo también lo estoy, así nos hacemos mutua
compañía. Hoy toca por delante otro gran avance y liquidar la siguiente
planta de mi casa y guardar mis objetos personales y mi ropa y demás
cosas sueltas, que al parecer y yo no lo sabía, se reproducen como los
conejos. Hoy ni siquiera hay un pensamiento mañanero, estoy en off, pero
algo de poso siempre queda. Ayer me llevé una gran alegría, encontré
las llaves de mi casa, son tantos meses sin usar las llaves, que no
sabía ni donde las tenía y es de suponer que los inquilinos que vengan,
no van a tener mi misma filosofía, la de vivir de puertas abiertas a la
vida. Es que no aparecía ni una sóla llave y ya me estaba planteando
tener que cambiar de cerradura y ésta tontería sumada a unas cuantas
más, hacen una inmensa bola de nieve.
De puertas abiertas vivo y aunque a veces se me cuela alguien que no
deseo ver, en general estoy satisfecho con ésta política. No me han
birlado nada, nadie se coló por la cara y ni nadie se metió en mi cama
sin yo quererlo previamente. Yo y mi perro ladilla, somos los habitantes
de ésta mansión, bueno y de vez en cuando mis tres hijos, y cada vez
nos entendemos mejor y por tanto nos respectamos mutuamente. Salvo
cuando se pone a ladrar, que suele ser varias veces al día y con ese
sonido agudo que penetra hasta tú cerebelo, pues eso, que por lo demás
mantenemos una conviviencia guay, guay de guay, guay de paraguay. Así
que seguiré con mi política y además cuando se cuela algún
impresentable, siempre estoy yo, para mandarlo directamente al carajo,
así me entreno y no pierdo facultades.
La verdad es que empiezo a estar preocupado, de nuevo me olvidé que
estaba de guardia localizada o sea que me llaman si hay algo jodido y si
no lo hay pues me quedo en mi casa tan tranquilo y no penseis que es un
chollo, pues pagan bastante menos que cuando tienes que estar de cuerpo
presente. Olvidarme por suerte no tiene consecuencias, pues llevo el
móvil conmigo, pero lo que a mi me duele es el despiste que tengo encima
y esto como siga así, va a acabar muy mal o por lo menos yo lo siento
así, así con toda su crudeza. No soporto que se me olviden las cosas,
por lo menos las cosas importantes y eso me confirma nuevamente en la
necesidad de tener unas vacaciones.
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