HAY DÍAS Y DÍAS

                  Hoy estoy profundamente cabreado y ya lo decía antes, un día especial se puede convertir en una auténtica mierda. Eso lo sabemos todos, pero para nada alivia el saberlo y tampoco alivia el padecerlo. Y cuando se está así, nada te sale al derecho, primero te agarras un cabreo que no veas, segundo intentas sobreponerte y cuando estás a punto de orgasmear, va y te viene otro problema no esperado y que te altera mucha más que el primero y haces el segundo intento de superación y aunque ya vas desconfiado y ya tienes una mosca detrás de la oreja, pues le das un poco de cancha a la vida y te dices: ya está, por hoy ha llegado.

                Pues no señor no ha llegado, te viene otro y que a lo mejor es una mierda de problema, pero como ya van tres, ya estás escaldado y éste ya te hace entrar directamente en brote y entonces te cagas en todos y en todo lo que se menea y sigue una retahíla interminable de cagadas. Ahora estoy tratando de aislarme del mundo y por eso estoy escribiendo, pero no me confío mucho, pues el estar confinado en mi sala no significa nada, pueden llega un mensaje del móvil, puede llegar un email y también puede haber una llamada.

     Yo estoy convencido en que los días así es mejor cerrar el chiringuito y cerrarlo con llave y hacerte con el pensamiento de que mañana es otro día y hoy toca aguantar el chaparrón y hasta que escampe. Y con suerte, eso será mañana o eso espero. Hoy ya estoy jodido.

LA BOTELLA MEDIO LLENA

Ayer me escribió mi hermana y fue muy didáctica la cosa, fue una maravilla de correo, que bonito y gracias a a esas líneas, sé que cada día que pasa me reafirmo más y más, en que yo no tengo familia por esa rama. Muy sentida, sólo habló de dinero. Muy humana y sólo habló de dinero. Muy tierna y sólo habló de dinero. Nada más que comentar y sólo habló de dinero. Silencio absoluto y rápidamente cambiemos de tema, porque éste ya no me produce dolor, debido al callo que tengo, pero si me produce saturación de mis circuitos. 
Es verdad que hay cosas que te tocan porque simplemente te las ha ganado a pulso y entonces, te lo mereces y eso es verdad en parte, pero por otro lado, hay cosas que te tocan por sorteo o porque dios lo quiso así y en éste caso a mi me ha tocado éste premio en la lotería de la vida, el tener dos hermanos como podía tener dos floreros o dos macetas y que menos mal que crecen por sí solas. Bueno no sé que me extraña, si yo nunca tuve familia por ese lado.

Y dolió y dolió mucho, pero ahora ya no duele, sólo de vez en cuando produce picor y eso se arregla fácilmente, te rascas un poco y ¡al carajo!. Ésta es mi conclusión, mi dura conclusión sobre mi familia de procedencia. Mi padre murió hace ya mucho tiempo y mi madre hace unos años y mientras vivió mi madre aún hubo un pequeño punto común, mi madre. Pero mi madre en ésta lides, no era una máquina de amor familiar y nunca supo ser un hilo conductor de la familia. Así que cuando ese hilo murió, se jodió la fiesta y cada uno se quedó en su santa casa y sin saber más el uno del otro.

Y punto ahí acabó y acaba ésta historia y ahora lo único que nos une es que tenemos algo de herencia en común y de ahí viene sólo hablar del dinero, del dinero para pagar impuestos, claro. Bueno hay que verlo por el lado positivo, y entonces te ahorras bodas de sobrinos y regalos de cumpleaños y primeras comuniones y no lo digo por las pelas, sino porque yo no soporto éste tipo de eventos y menos si en cierta o en gran medida, tienes que ir forzado. Siempre se puede ver la botella medio llena, aunque la botella esté seca del todo.
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LA AVARICIA DEL PODER

Hoy es un día especial y lo es porque así lo siento, no hay otro motivo, ni causa, es por esas burbujas que suben desde el estómago hasta la boca, que podían ser gases o falsos eructos, pero no señor, son burbujitas o cosquillitas que sólo suben en los días especiales. Lo único que puede joderme un día especial, es que venga algún capullo y me joda con alguna noticia desagradable, que por cierto ya me ha pasado, ya me han tocado los huevos.

      Igual que  hay días especiales para navegar o para esquiar, también hay días concretos para sufrir o para reír o disfrutar y esos días no los marcamos nosotros, ni por mucho que queramos. Cuántas veces te reservas para estar bien en ese día determinado y llega ese día y es el peor día de todo el año y al final te has reprimido en el día que estás muy bien y por tanto te jodes ese día y también el día que tenías reservado. A veces no sé que pintamos en ésta mierda de mundo, si al fin y al cabo, casi nada depende de nosotros mismos.

        Nuestra área de gestión cada vez es más pequeña y diminuta. En el trabajo cada vez decidimos menos, pues hoy en día tenemos la espada de Damocles sobre nuestras cabezas, la crisis con sus recortes. En política ya no digamos, nuestro poder se reduce al voto y aún así ya veremos, pues hasta el Montoro, nuestro flamante ministro de Economía o es el de Hacienda?, es igual, y va el tío y dice que no pintamos nada, que son los poderes económicos los que mandan. Cosa que ya sabíamos, por cierto.

      En el día a día, más de lo mismo, somos un cero a la izquierda, pues que deciros de las estafas diarias a que nos someten las grandes compañías, el agua, la electricidad, el teléfono, la comida y no hay forma ni manera de solucionarlo. Nosotros sufrimos para poder pagarles y ellos elevan los precios y  el Gobierno los apoya y a base de exprimirnos digo yo que habrá algún momento en que todo explote. Yo estoy a punto de petar y estoy de agobios económicos hasta los mismísimos cojones. Hay parte de mi culpa, pero la mayor parte es debido a la avaricia de esos poderes fácticos y económicos y yo no tengo ni debo, pagar la avaricia de los poderosos, ni yo ni nadie..

LA BOLA DE NIEVE

                 No todo es una fiesta, ni un cachondeo en un yate de 100 metros, también hay momentos malos y ya sé y soy consciente de ello, que los malos son más difíciles de explicar que los buenos. Los buenos es fácil, pues llega con decir, que lo pasé cojonudo o de puta madre o follé como una bestia o que paisaje más bonito, era como estar en el mismo cielo y el agua, el agua estaba como una piscina y caliente, caliente que echaba humo. Así son las cosas, aunque a veces se complican, pero hoy no voy de éste palo y por tanto, vamos al grano. Y el grano está en que al contar las cosas fantasmeamos como locos.

                Y lo que era una ola de un metro, se convierte en una de cuatro metros y el viento era un vendaval que doblaba los árboles y en realidad los acariciaba y a veces los movía un poquito y eso por darle un poquito de cancha y cincuenta mil ejemplos más que podía poner. No sé de que viene esa necesidad de tener que fantasmear, pero existe y ¡de qué manera!.

       Supongo que el primer tío, porque en ésta materia tiene que ser un tío y por cojones y con eso ya lo digo todo, que empezó a tirar de la exageraciones lo hizo sin querer y se notó apretado y por tanto atrapado y al final se vio obligado a seguir fantasmeando.

        Y el tío que empezó éste asunto, se perdió todo el daño que hizo a posteriori, pues gracias a él seguimos padeciendo esa avalancha de mentiras. Y esto ya no hay quien lo cambie, ni lo arregle, pues cada mentira se monta sobre la otra y ahora es una bola de nieve y más grande que un edificio. La famosa bola de nieve y que va creciendo según desciende, pues éste es el verdadero problema, la bola gigantesca en que se convirtió una pequeña mentira allá en la lejanía de los tiempos.

              Pues ya veis las consecuencias de la primera mentira, y todo por culpa de un capullo del paleolítico y que por él y sus mentiras tenemos que seguir mintiendo y todo por qué el listón está y ha quedado alto y tan alto quedó, que ya no sabemos que inventarnos para quedar bien entre los demás mentirosos, que son todos los que nos rodean y empezando por mi mismo. ¡He dicho!.

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CORREOS Y BANCOS

          Hoy es Viernes 13 de diciembre y hace un día espléndido de invierno, ahora el sol calienta y el cielo está limpio como recién pasada la balleta. Hoy fui a echar una carta vía urgente y cuando llegué al mostrador de correos me quedé cortado y le dije a la que me atendía: ¿ésta carta tiene que llevar sello?. Y nada ni sello ni hostias, tuve eso sí que pagar a tocateja y asunto resuelto. Lo que me plantea dos cosas: una, que ya casi no usamos correos, ni echamos cartas, ni giros postales, ni nada. Dos, que con los métodos tradicionales, como es Correos, nos vamos apaletando y se nos olvida como funcionan.

          Normal, pues ¿cuantos años han pasado sin usar el Correo de cartas?, pues bastantes. Hoy en día todo va por email e internet. Es como el teléfono fijo, yo tengo línea y un número que ni siquiera me lo sé, pues nunca lo uso, ni lo doy, porque si lo doy es porque me interesa que me localicen y el fijo me obliga a estar en casa y partiendo de que ahora vivo sólo, pues nada, que nadie me puede dejar el recado de que me llamaron. En definitiva siempre doy el teléfono móvil.

          Igual que ir al banco a repasar tus cuentas y hacer los movimientos que tengas que hacer. El otro día me llevé una sorpresa, pues a mi me gusta ir al Banco y ver el careto del que me atiende y cuando le digo que me haga un extracto, va y me dice el menda, a partir de hoy ésta operación te cuesta dinero, la de que te faciliten un extracto. Y bueno como no soy gilipollas le pedí la tarjeta de mierda, esa de las coordenadas para entrar a partir de ahora por internet.

         Tiene cojones la cosa, esto lleva camino de gestionarse todo a través de la distancia y eso supone más de lo que pensamos, pues a la hora de reclamar algo, vas de culo y sin frenos y además supone despedir gente del Banco, pues le van quitando funciones y al final le dicen, tú chaval sobras y a tomar por culo. O sea que ya sabemos, dejamos el dinero en un banco y nosotros hacemos el trabajo burocrático y encima nos cobran comisiones por todo. Es una cadena muy bien pensada, el cliente gestiona y se ocupa de toda la mierda del papeleo, el banco chupa de que tu dejes tú dinero y te cobra comisiones por cada movimiento y de paso el Banco liquida personal y al final, ¿quién gana?. Yo no, desde luego.

JULIO CORTÁZAR