UN DÍA CUALQUIERA

Hoy podía contaros un cuento, un bonito cuento sobre lo maravilloso que es vivir, pero, siempre hay un pero, pero la cosa no me da para tanto, pues me encuentro a gusto pero como pasa siempre, que aparece alguien que te jode el día. Es el factor sorpresa, no cuentas con él y planificas todo en función de lo bien que te va el día y entonces y de repente, todo se derrumba como un castillo de naipes. Y vuelta a empezar de nuevo, primero limpiar el suelo de los restos del hundimiento y después a buscar los pilares para empezar la reconstrucción. Y así es la historia de un día cualquiera de ésta primavera, que por cierto ya está en su finiquito.

Un día más en el calendario y un día en que se destrozan las perspectivas y donde afloran los malos presagios. Mala suerte o es la suerte que cambia de acera o es que la suerte dura un tiempo determinado y después se cansa de ti y tal como vino se va. Bueno pues nada, que no hay que revolcarse en la mierda de uno y hay que considerar que hubo un tropezón o un paso atrás y nada más y no hagamos de un obstáculo una muralla china. Hay días en que para arrancar hay que hacerlo varias veces y se requiere paciencia para volver a empezar, paciencia infinita.

Pues ya puestos en situación y sabiendo ya donde está la meta de salida, me pongo en postura de empezar la carrera. Estoy dispuesto a que el día sea mio y a cogerlo por los mismos huevos. Ahora no estoy para bromas simpáticas, ahora solo estoy con los cinco sentidos puestos en que el día empiece de nuevo. Y quiero que el día sea precioso y brillante y grandioso y maravilloso, pero bueno lo realmente importante es que no se quede en un día más. Un día y a primera hora se debe intentar reconducir y hay que buscarle las cosquillas para que se pueda reír contigo y porque en el fondo el día de hoy es para mi es muy importante, pues es el único día libre que tengo hasta dentro de una semana.

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