Y son las 10 de la noche y mi primer día en la Isla ha pasado. De nuevo me siento isleño, me siento un bravata desaforado y hago de mi Isla una película de malos y buenos, lo que significa, una película de isleños y no isleños y queda claro, que los isleños somos los buenos. Yo me transformo con el entorno y si la isla está rodeada de agua, yo estoy rodeado de manantiales de agua fresca y tierna y salto como una trucha subiendo un río, no tengo límites con tal de alcanzar mi meta.
Mi meta, ¡qué quimera!, mi meta cambia como las cometas, cambia según el viento y la humedad reinante, cambia según el horóscopo y la alineación de los astros, cambia según como, pero en el fondo no cambia, mi meta es que cuando yo me muera que pueda ver salir el sol y con esa vista quedarme para el resto del viaje. Mi meta ahora es disfrutar del momento y eso no significa que yo me haga el tonto con tanto infortunio que hay a mi alrededor, pero tengo que decir que yo dentro del infortunio me muevo como pez en el agua y por ello, igualmente disfruto.
Yo ya no quiero un mundo feliz, que en mi juventud abracé con tanta fuerza y que nunca dejó de ser una causa indefinida, yo ahora sólo quiero ser feliz en un mundo infeliz. Y feliz poniendo todas las matizaciones existentes, porque feliz apapostiado ya no quiero ser, ya fui jipi en mis tiempos, ya fui un revolucionario apasionado, ya fui un descreído, un currante ciego y servil, un déspota, un engreído, un cínico que no creía ni en mi, en fin, que pasé por todas las fases vitales y el resultado, es lo que soy ahora. Un ser que sólo quiere vivir y hacer de ésta última fase vital, la vejez y la prevejez, la etapa más feliz de mi vida. ¡Nunca es tarde para coger el barco!.
Mi meta, ¡qué quimera!, mi meta cambia como las cometas, cambia según el viento y la humedad reinante, cambia según el horóscopo y la alineación de los astros, cambia según como, pero en el fondo no cambia, mi meta es que cuando yo me muera que pueda ver salir el sol y con esa vista quedarme para el resto del viaje. Mi meta ahora es disfrutar del momento y eso no significa que yo me haga el tonto con tanto infortunio que hay a mi alrededor, pero tengo que decir que yo dentro del infortunio me muevo como pez en el agua y por ello, igualmente disfruto.
Yo ya no quiero un mundo feliz, que en mi juventud abracé con tanta fuerza y que nunca dejó de ser una causa indefinida, yo ahora sólo quiero ser feliz en un mundo infeliz. Y feliz poniendo todas las matizaciones existentes, porque feliz apapostiado ya no quiero ser, ya fui jipi en mis tiempos, ya fui un revolucionario apasionado, ya fui un descreído, un currante ciego y servil, un déspota, un engreído, un cínico que no creía ni en mi, en fin, que pasé por todas las fases vitales y el resultado, es lo que soy ahora. Un ser que sólo quiere vivir y hacer de ésta última fase vital, la vejez y la prevejez, la etapa más feliz de mi vida. ¡Nunca es tarde para coger el barco!.