Después dicen, dicen que somos tontos, que no estamos espabilados, que si fuéramos más inteligentes tendríamos que colaborar más y más...y así hasta el infinito. Los seres humanos o su gran mayoría, somos carne da cañón, somos a los que nos mandan por delante en todas las guerras, los que hacemos una alfombra de muertos, los que nos comemos y masticamos las balas, los que ponemos la cara por ellos y al final, somos unos putos números más. 100 bajas, 500 heridos y ya no ponen el número de bajas psicológicas, pues para ellos, no existe ese tipo de bajas.
Para ellos, para los cuatro que mandan y para sus perros fieles, que son los generales y demás realea, nosotros, repito, solo somos carne de cañón. Para ello, para convencernos acuden a argumentos subjetivos y un tanto lacrimógenos, tú tienes que defender la Patria, tú tienes que dar honor a la bandera, tú tienes que defender a nuestros hijos y madres del enemigo y si hace falta tendrás que dar hasta la vida por ello. Todo ese ambiente que se crea, es como de fervor religioso, yo creo en la Patria y eso se mezcla con los hijos, y yo amo la bandera y eso se mezcla con las madres.
La cuestión es, primero dejar cuatro ideas claras, la Patria, la Bandera, las madres, los hijos y después es crear toda una confusión mental, donde ya ves a tu madre llorando porque no metes un tiro al enemigo, a tu hijo de rodillas rogándote que tires esa granada de mano y claro, si a todo esto, se le añade el ingrediente más grandilocuente, que son los grandes desfiles militares y todos al mismo paso y con disciplina a tope y tambores y banderas, y más tambores y cornetas, de repente piensas, que si tú tienes dudas es porque tú te has equivocado, pues a tu alrededor verás millones de personas ejerciendo su fervor patriótico en medio de la histeria colectiva.

La cuestión es, primero dejar cuatro ideas claras, la Patria, la Bandera, las madres, los hijos y después es crear toda una confusión mental, donde ya ves a tu madre llorando porque no metes un tiro al enemigo, a tu hijo de rodillas rogándote que tires esa granada de mano y claro, si a todo esto, se le añade el ingrediente más grandilocuente, que son los grandes desfiles militares y todos al mismo paso y con disciplina a tope y tambores y banderas, y más tambores y cornetas, de repente piensas, que si tú tienes dudas es porque tú te has equivocado, pues a tu alrededor verás millones de personas ejerciendo su fervor patriótico en medio de la histeria colectiva.