Las 2 de la tarde y a veces me entran ganas de cortarme los huevos a golpe de pedradas, ahora sí, sin pillarme los dedos. Pongo debajo un paño estéril y me enfundo unos guantes XL y empiezo el descalabro. Como diría el otro: ¡Total para que me sirven!. Porque los huevos de estéticos tienen poco, son dos bolsas asquerosas que penden de un palo. Rugosos, deformes, peludos. Los huevos sólo producen esperma y esa es su única función. Yo prefería que mis huevos fueran huevos en ascensor, de esos que suben y bajan por su conducto primitivo, por lo menos podría jugar a adivinar en que lugar están.
Pero como estamos en una sociedad dominante y como el que domina te hace ver que lo feo es bonito, pues nada que los huevos son bonitos y preciosos. Y es más a los huevos se les da un valor sobredimensionado y las cosas se miden por el criterio de tener más o menos huevos y claro y para no quedar del todo mal, de vez en cuando se introduce la palabra, Ovarios. Pero hablando en plata, la mediad real se hace en huevos o cojones.
El valor se mide en huevos y aunque seas un descerebrado de mierda, si tienes muchos huevos, te salvas de la quema. Y si sólo tienes uno, eres un discapacitado, pero cuidado porque ese huevo puede estar hipertrofiado y al final, ocupa más espacio que dos. En principio ser un unihuevo es un problema relativo y sí ya estás capado es un problema absoluto, pero con suerte, con esmero y unas cuantas influencias, a lo mejor te dejan ingresar en las filas de los niños cantores de Viena.
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