UN ZOMBI

Hoy es Viernes y lo he empezado con el pie cambiado. Saliente de Guardia y como había sobado más o menos 6 horas, pensaba que hoy me salvaría del dormir un poco de mañana. Y me equivoqué del todo, porque esta mañana estaba como un puto zombi. Total y en resumidas cuentas, ¡qué al carajo la mañana!, sobando como un auténtico cerdo dopado de valium o como ahora está tan de moda los medicamentos genéricos, tendré que decir, dopado de diacepanes. No sé, yo no tomé nada, pero debe ser que mi sangre aún está contaminada de antes, cuando me los zampaba como si fueran aceitunas.

Ahora en serio, supongo que será porque mis dormidas no son auténticas o sea que cuando estoy de guardia no duermo como toca. La verdad es que me despierto varias veces y lo primero que hago es coger el móvil y ver si me han llamado para una asistencia o un aviso. Es dormir en pequeños capítulos, es dormir sobresaltado. Pero mi miedo no es el aviso en sí o sea que me llamen por un hecho catastrófico, sino que mi miedo se basa en el hecho de que no me entere que me han llamado.

Ahora y a éstas alturas, ya no me asusta de la sangre, ni de los Hígados encebollados, me asusta más el ir empanado a la emergencia. Necesito todos mis sentidos y alguno más extra, necesito estar a tope y hasta los topes, y eso requiere que la adrenalina esté en su nivel máximo. Sí eso es, que duerma con un ojo abierto y el otro medio cerrado.

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