UNA PLAYA...



Yo recuerdo ésta Playa de Muros (Galicia de mis amores), porque en ella y su preciosa arena, realicé mi primera acampada, que pasa como la primera novia: "que nunca y nunca se te olvida". Era salvaje por los cuatro costados y limpia de polvo y paja y sobre todo, limpia de casas. Y llegó un hombre blanco y se construyó su casa y llegó otro hombre pálido y se la construyó más grande que el primero y ahora aquel bonito paisaje de playa sin límites, ni condiciones, se convirtió en varias casas con una playa delante. La mano del hombre es sumamente destrustiva, pues hasta destruye los más recónditos rincones de mi memoria. Más vale retener los recuerdos con fuerza, que comprobar que aquello sólo era un sueño. ¡Qué pena!

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