HAY QUE VOLVER Y VENCER

Ahora por la tarde estaba tomando un café a solas y salió por la tele algo premonitorio. Resulta que estaban dando un documental da miña terra galega, en concreto de la zona de Finisterre y sabéis que pasó?, que me entró esa angustia que solo les entra a los gallegos que están fuera de su tierra, que no es otra que la morriña o las ganas de volver a pisar los viejos recuerdos que se tienen. Debo llevar demasiado tiempo fuera de mi tierra, porque devoraba cada paisaje y entre recuerdos e imágenes, casi se me caen las lágrimas y claro comprendí y porque no soy tonto, que tenía que volver por mis fueros lugareños. Y ya sé que no es oro todo lo que reluce y que habrá habido un montón de cambios y situaciones, pero señores, la nostalgia es la nostalgia y más si esa nostalgia se llama, morriña.

De todas formas y perdonen los de cada zona en las que viví en cada momento de mi azorosa vida, paisajes como los de la zona de Finisterre nunca los volví a ver, pero claro, yo hablo de hace 30 años y cuando vivíamos 4 pringados en esa zona perdida. Yo no sé lo que me pasa, pero añoro demasiado las cosas, las mastico, las digiero y hasta las trago sin reparos y después y pasados los años, me regurgitan en bellos recuerdos que nunca se olvidan. Ya se sabe que pasando el filtro del tiempo, todo sabe mejor que hace tiempo y lo malo, se olvida y lo bueno se reconvierte en algo mejor e insuperable.

Los viejos y amargos recuerdos se superan, quizá de forma ficticia, pero yo soy de darle vueltas a las cosas y no hay ningún recuerdo que se haya quedado al margen, todos han pasado por mi cerebro o por mi alma y tengo un auténtico mapa de mi existencia. Por esa zona he pasado muy buenos momentos y quizá más al principio de estar allí, después tengo grandes agujeros negros y tan negros que hubo una etapa de mi vida en que me daba miedo entrar en ellos, pero me hecomporatado como un Quijote sin molinos y he luchado con todos mis anteriores imponderables. Por tanto, ya me siento en paz conmigo mismo y eso es lo importante, sentirse a gusto y dispuesto a volver sobre mis pasos. La vida sin volver no tiene sentido, hay que volver y vencer.

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