Parece que todos tenemos un día tonto o un día tontuno. Bueno pues hoy lo tengo yo ¿y que pasa?. Hoy tengo muchas ideas, pero todas se me escapan. Misión: comerme el mundo ¿y como?, pues poquito a poco y degustando cada bocado, total, prisas no hay, y si no hay prisas, no hay desencantos. Te ahorras los sube y baja y las malas digestiones. Hablando de digestiones, ahora estoy en ello, digiriendo todo lo comido y servido y por ello, tengo ésta sensación de Boa. Y hoy es Miércoles y día 26 de Agosto y hoy tengo actuación musical delante de mi casa y por ser día de música en la calle. ¡Que bonito! música en la calle y a ver si es verdad que la música amansa a las fieras y me calma al entorno vecinal, pues estos últimos días se han disparatado un poquito. Vamos que le dan un poco más al pico.
Menos mal que yo voy a lo mío y entro y salgo de mi casa como si no pasara nada. Ellos saben que le que le quedan dos telediarios, saben que dentro de un mes ya no hay calle ni nada, pues llega el Otoño y se tienen que resguardar sí o sí, en sus guaridas y para hibernar hasta la Primavera. De todas formas no es tan mala gente y es que ese deporte de darle al pico, lo he visto por todos lados. Es un deporte Universal y en esto no hay clases sociales, ni negros, ni blancos, ni morenos, todos ejercitan por igual sus lenguas viperinas. Podíamos llamarle "Música en la calle para la reconciliación vecinal" y por el medio, algún guiri suelto y despistado.
También ponen cachibaches de venta, todos estilo medio jipi y por supuesto, en plan creativo y lo único creativo que tienen, es su olor a pachulí caramelizado. ¡Dios!, estos jipis crearon una vez, allí por los años 60 y porque los ácidos o tripis eran muy buenos, pero una vez que se adulteraron se fue la imaginación al carajo. Trapos, colgantes, pendientes, cueros y fulares y ahí se acabaron las ideas resecas, las pintas las conservaron pero de aquella manera y hoy en día, siguen con sus mismos telares antiestéticos. Yo no soy mucho de que me importe la estética, pues paso bastante de ella, pero tengo claro que si quiero echarla de menos, sólo tengo que recorrer los puestos de los hipis reciclados y entonces puedo añorar desde los zapatos hasta las corbatas y pasando por los pantalones (no soporto los pantalones cagados, ni los fulares).
Menos mal que yo voy a lo mío y entro y salgo de mi casa como si no pasara nada. Ellos saben que le que le quedan dos telediarios, saben que dentro de un mes ya no hay calle ni nada, pues llega el Otoño y se tienen que resguardar sí o sí, en sus guaridas y para hibernar hasta la Primavera. De todas formas no es tan mala gente y es que ese deporte de darle al pico, lo he visto por todos lados. Es un deporte Universal y en esto no hay clases sociales, ni negros, ni blancos, ni morenos, todos ejercitan por igual sus lenguas viperinas. Podíamos llamarle "Música en la calle para la reconciliación vecinal" y por el medio, algún guiri suelto y despistado.
También ponen cachibaches de venta, todos estilo medio jipi y por supuesto, en plan creativo y lo único creativo que tienen, es su olor a pachulí caramelizado. ¡Dios!, estos jipis crearon una vez, allí por los años 60 y porque los ácidos o tripis eran muy buenos, pero una vez que se adulteraron se fue la imaginación al carajo. Trapos, colgantes, pendientes, cueros y fulares y ahí se acabaron las ideas resecas, las pintas las conservaron pero de aquella manera y hoy en día, siguen con sus mismos telares antiestéticos. Yo no soy mucho de que me importe la estética, pues paso bastante de ella, pero tengo claro que si quiero echarla de menos, sólo tengo que recorrer los puestos de los hipis reciclados y entonces puedo añorar desde los zapatos hasta las corbatas y pasando por los pantalones (no soporto los pantalones cagados, ni los fulares).
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