¡Y NO HAY MÁS QUE HABLAR!

Bueno, pues de nuevo ya estamos en marcha y me siento contento, contento y muy contento con mi viaje y contento con lo que tengo por delante o sea contento por todos lados y tal y como si fuera una Isla. Supongo que uno se adapta al sitio en donde vive y aunque no soy menorquín de pura cepa, me siento menorquín adoptado. E igual que pude comprobar en mi viaje que todo estaba petado, también estoy comprobando que a éste paso la Isla se va a escorar hacia un lado. Hay guiris hasta debajo de las piedras y es que todo el turismo que había alrededor del Mar Maditerráneo se ha trasladado a España.

Bueno, quedan pocos días de sobrevivir como se puede, pues a partir del 1 de Septiembre se supone que esto va de bajada y ya los aborígenes y los foráneos instalados todo el año, podremos empezar a disfrutar de las maravillas que nos ofrece ésta Isla, que lógicamente al ser Isla pequeña, todas están relacionadas con el tema Mar. Yo espero bañarme, que éste año aún no me he inagurado y pescar en un barco y comerme todo el rico pescado. Y ahora hago un paréntesis, pues quiero hablar un poco del tema de comer pescado, porque últimamente veo que hay señores que en su ultradefensa del que no se como lo vivo, hasta hablan de no comer pescado ni marisco.

Y yo pienso, que ellos se lo pierden y como dijo Herodes, cada uno es muy libre de hacer lo que quiera, eso mientras no te toquen los cojones y a mi con éste tema, ya no me los tocan, me los aprietan. Y si a uno no le gusta el marisco o le produce sarpullidos, es su opción el no tener que hacerlo, pero ahora, esto de hacer patria con el tema anti marisco y anti pescado, es a mi al que se le producen sarpullidos, ronchas, flictenas, exantemas y excoriaciones. Qué, ¿que le pasa a alguna gente? y es que yo respecto que ellos se coman las ortigas y los cebollinos en vinagre, pues digo lo digo y digo que me dejen disfrutar del rico pescado y del sabroso marico. ¡Y no hay más que hablar!.

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