MENOS DA UNA PIEDRA

Hoy de nuevo he volado por los cielos estelares y en ese avión ambulancia que desplaza a pacientes críticos, que no son críticos por lo que dicen, pues más bien no dicen nada y porque le es imposible si van intubados, sino por su estado corpóreo o sea por estar en la antesala de la muerte y no todos están dispuestos para abrir la última puerta, algunos se rebelan y hacen muy bien. Algunos los ves después por la calle y con cara de despistados y tal y como si la vida le hubiera dado un regalo, que realmente se lo ha dado, le ha regalado unos cuantos años más.

Qué bonito suena éste cuento que he contado, suena muy bien y parece muy lindo, pero casi siempre hay que pensar que cuando los regalos son por la cara o son gratis, tienen que tener un precio que no viene en el regalo y ese es, que la mayoría de estos pacientes son pluripatológicos y si mejoran de una cosa, empeoran en la otra, por tanto, suelo verlos varios veces en mi avión ambulancia y por supuesto, cada vez van más jodidos. Las enfermedades en los viejos son como cuando se caen las fichas del dominó cuando están en fila india, se cae la primera y el resto van seguidas.

El coñazo de volar, no es el vuelo en sí. El coñazo de verdad, es todo lo que engloba los procesos burocráticos: papeleo médico, controles policiales de aeropuerto, planes de vuelo y que el traslado se realiza en 4 aparatos distintos: primero en una Ambulancia y hasta el aeropuerto, después en el Avión y de nuevo en Ambulancia hasta el Hospital de llegada y todo éste proceso consume muchas horas y mucha paciencia por parte de todos, por el paciente, por los pilotos y por los sanitarios, que somos nosotros. Pero bueno, como menos da una piedra, tampoco me voy a quejar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

LA CAÍDA de Batania

Fue mi historia con ella como tirarse del décimo y encontrarse en el aire con una mujer que se había lanzado del noveno: pensé que nos unía ...