GENERALIZANDO

Cosas de hombres, cosas de mujeres, cosas de niños, cosas de viejos, ¡qué más da!, todas son cosas de personas y queda claro, que no todas las personas deben ser iguales. Hay denominadores comunes, hay costumbres, hay comportamientos que se parecen, pero que no determinan. Las generalidades tienen eso, que arrasan con muchas cosas y entre ellas están, las particularidades. Y que conste en acta, que a mi también me pasa, que a veces generalizo los gremios o los grupos de personas, cuando en realidad estoy hablando de unos pocos o de unos muchos que por supuesto, no son todos.

Pero ¿que haríamos en ésta vida sin poder generalizar?, pues muy poco, porque escribiríamos textos y artículos que se llenarían de honrosas excepciones o sea, la letra pequeña ocuparía más que el texto. Además para destacar algo que llama tu atención, tienes y por cojones, que extrapolarte por lo menos un poquito. Tienes que sacar un poco las cosas de quicio, tienes que radicalizar un algo tus razonamientos, tienes que meter algo de caña y estopa y para así hacerlo, tienes que extremar los razonamientos.

En la vida que nos ha tocado vivir, están de moda los mensajes concisos, los pequeños mensajes, los flases, los titulares y si hoy en día quiere decir algo, tienes que hacer un encabezamiento estrella. La mayoría de la gente no lee toda la extensión del artículo y no lo hace por el concepto tiempo, sino por flojerío y displicencia. Hoy vivimos entre un mundo de flojos y como ya véis, ¡he caído!, ya estoy generalizando.

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