Dios al principio, fue bondadoso con los hombres y aguantó tela marinera. Hasta que un día se cabreó y empezó a mandar plagas y plagas, temporales, galernas, ciclones volumétricos y como aún así vió que no cambiamos de actitud, mandó el diluvio universal. Sí ese mismo en donde un pirado construyó su barca y se puso a cantar bajo la lluvia. Qué triste resulta la historia cuando te la cuentan de ésta manera, no sé, hay que tener más fé, pues para contar éstas cosas hace falta tener fé ciega y así, disfrutarás del viaje. porque sino, os va a pasar lo que a mi me pasa y me pasa que me escarallo de la risa. Y no sé ni por donde iba. Ah!! sí, iba con el Moisés de marras, que por cierto, tenía un par de cojones como melones, pues el tío metió todas las parejas de animales del mundo, ya que según dice la Biblia, los pobrecitos no tenían culpa de nada.
Pues un día y con viento de popa y a toda vela, salió Moisés con sus huestes, puso rumbo hacia las Azores y desde ahí, se dió un garbeo por todo el mundo. Mientras las parejas de animales se dedicaban y con todo su esmero, a follarse y a darse por el culo y de ahí, de esa orgía desmadrada salieron nuevas especies animales que más tarde y una vez pasado el diluvio, se extenderían como una mancha de aceite por los prados y colinas de la tierra. Moisés no, Moisés sólo se dedicaba a observar a sus lindos animalitos, pues había jurado ser abtinente de la carne humana, pero no de la animal.
Pues ya véis, si dios llegó a cabrearse y a enfurecerse con los hombres, ¿porqué nosotros no nos podemos enfurecer?. Y esto era a lo que yo iba, enfurecerse es sano y libera el exceso de adrenalina. Ponerse carioco, cabrearse hasta la muerte, morder y arrancar la carne del vecino o del enemigo, es bueno para nuestro cuerpo y es un bien que dios nos ha dado y que no debemos desperdiciar. Además ¿hay mejor calma que la que viene después de un temporal o de un gran cabreo?. Pues no señor, no la hay y en consecuencia, vayamos a por ese vecino o a por ese enemigo y vayamos, ¡AHORA YA!.
Pues un día y con viento de popa y a toda vela, salió Moisés con sus huestes, puso rumbo hacia las Azores y desde ahí, se dió un garbeo por todo el mundo. Mientras las parejas de animales se dedicaban y con todo su esmero, a follarse y a darse por el culo y de ahí, de esa orgía desmadrada salieron nuevas especies animales que más tarde y una vez pasado el diluvio, se extenderían como una mancha de aceite por los prados y colinas de la tierra. Moisés no, Moisés sólo se dedicaba a observar a sus lindos animalitos, pues había jurado ser abtinente de la carne humana, pero no de la animal.
Pues ya véis, si dios llegó a cabrearse y a enfurecerse con los hombres, ¿porqué nosotros no nos podemos enfurecer?. Y esto era a lo que yo iba, enfurecerse es sano y libera el exceso de adrenalina. Ponerse carioco, cabrearse hasta la muerte, morder y arrancar la carne del vecino o del enemigo, es bueno para nuestro cuerpo y es un bien que dios nos ha dado y que no debemos desperdiciar. Además ¿hay mejor calma que la que viene después de un temporal o de un gran cabreo?. Pues no señor, no la hay y en consecuencia, vayamos a por ese vecino o a por ese enemigo y vayamos, ¡AHORA YA!.
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