Mi vida podía haber sido muy triste, pero por suerte no lo ha sido y es que siempre hay motivos para las desdichas, pero si a la vida la extrujas por sus huevos, ella te va a decir siempre, que eres un buen tío y que no lo has hecho tan mal. En resumen, estoy contento con mi existencia y no sé lo que se hubiera perdido el mundo si yo no hubiera existido, porque así a lo bruto, seguro que nada o poco, pero para mí mismo, el mundo se hubiera perdido muchísimo. El orgullo de haber nacido, es el orgullo más vital que existe, es el más primitivo, el más instintivo y es el que te dice: tío estoy orgulloso de tí y olé. Y para decir esto, no necesito palmeros que me aplaudan, ni siquiera necesito a alguien que me comprenda y es que yo sólo me lo como.
Igual que a veces he sido un puto desgraciado de mierda, pues de igual forma tengo que reconocer lo agradecido que estoy con mi existencia. Bueno, eso lo digo ahora, ahora en que cada día voy a Júpiter, aterrizo en Saturno y me doy una paseo por Marte y al final del día, me deposito, como el que no quiere la cosa, en la Tierra. Tengo mi cabeza llena de vértigos, de naúseas, de vómitos, de velocidades espectaculares y de caídas sin paracaídas pero con la suerte de caer siempre, de pie y a buen recaudo. Ya no escarallo como antes, ya no me hundo en la misera diaria, ya no pido nada, sólo pido que me dejen paz junto a mis sentimientos y pensamientos.
Vamos, que ya no necesito un kit de supervivencia, que sé andarme yo solito por los bordes del Universo. Supongo que algo tendrá que ver el aprendizaje, que a base de llevar hostias y más hostias, ahora tengo un gran callo que me hace invencible a las desavenencias, que ahora es la hora de que otros chupen las hostias, de que hay para todos, que no hay que pelearse por ello, que tranquilos que el reparto de hostias es de lo poco que se hace en plan equitativo. La verdad es que en ésta vida he sido de todo, pero el resumen y la esencia, es netamente positiva y sino lo es, me da igual, porque yo seguiré creyendo lo mismo.
Igual que a veces he sido un puto desgraciado de mierda, pues de igual forma tengo que reconocer lo agradecido que estoy con mi existencia. Bueno, eso lo digo ahora, ahora en que cada día voy a Júpiter, aterrizo en Saturno y me doy una paseo por Marte y al final del día, me deposito, como el que no quiere la cosa, en la Tierra. Tengo mi cabeza llena de vértigos, de naúseas, de vómitos, de velocidades espectaculares y de caídas sin paracaídas pero con la suerte de caer siempre, de pie y a buen recaudo. Ya no escarallo como antes, ya no me hundo en la misera diaria, ya no pido nada, sólo pido que me dejen paz junto a mis sentimientos y pensamientos.
Vamos, que ya no necesito un kit de supervivencia, que sé andarme yo solito por los bordes del Universo. Supongo que algo tendrá que ver el aprendizaje, que a base de llevar hostias y más hostias, ahora tengo un gran callo que me hace invencible a las desavenencias, que ahora es la hora de que otros chupen las hostias, de que hay para todos, que no hay que pelearse por ello, que tranquilos que el reparto de hostias es de lo poco que se hace en plan equitativo. La verdad es que en ésta vida he sido de todo, pero el resumen y la esencia, es netamente positiva y sino lo es, me da igual, porque yo seguiré creyendo lo mismo.
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