Que hay un submundo en el Mundo, eso lo sabemos todos, aunque a veces preferimos no saberlo y nos hacemos el longui. Que hay explotación, que hay esclavitudes, que hay sistemas de razas, de religiones y demás lindezas..., pero parece que lo que no queremos saber es que al lado y en el mismo pueblo o ciudad, hay igualmente gente o personas explotadas, maltratadas, vilependiadas y asesinadas al sin morir. No nos gusta suponer que el vecino puede ser un explotador de personas o mismo, un racista de mierda. ¡Eso no!, ¡eso pasa en otros sitios más lejanos!, ¡qué escándalo! y en el fondo nos callamos y asentimos, porque no queremos alterar nuestro más cercano medio social y medioambiental. Somos europeos y llevamos las estrellas en el pecho y entonces ¿como va a ser posible eso?.
Pues nada, que sigamos igual de cegatos, pero eso no quita que yo diga que hay un submundo debajo de nuestros pies. O ¿que pasa?, que el violador de turno, siempre y siempre será africano o mejicano o el que roba o choriza o el que asesina. En el fondo nos parecemos a los yanquis más de lo que imaginamos, nos parecemos en el desprecio hacia los pobres o hacia esos seres inferiores que son los inmigrantes y que me perdonen algunos de los yanquis, ya que sé que entre la masa de todos, siempre hay honrosas excepciones. Pero yo no estoy aquí para hablar de las excepciones, estoy para hablar de esa cantidad de hijos de puta (y que me perdonen las putas) que se hacen pasar por seres humanos y todo, porque van a comprar el periódico y el pan por las mañanas.
Pues no señor, yo ya estoy harto de tanta hipocresía social y porque hoy ardo por dentro y claro, hoy sólo me faltaba saber de un vecino que se trajo una sudamericana a la Isla y lo peor del caso, es que antes ya tenía antecedentes o sea que ya se había traído otra y aquí no pasa nada. Es decir, yo voy a Méjico o a Perú y voy presumiendo de lo que tengo y me traigo a una pobre mujer muerta de hambre y todos tan contentos. Y os juro que no es por envidia, pues yo no envidio lo que suena a explotación y a vileza, yo sólo envidio lo que es sano, lo que habla de verdaderos sentimientos y nunca jamás envidiaré a los seres del submundo. Pero ellos ahí están y están a nuestro lado.
Pues nada, que sigamos igual de cegatos, pero eso no quita que yo diga que hay un submundo debajo de nuestros pies. O ¿que pasa?, que el violador de turno, siempre y siempre será africano o mejicano o el que roba o choriza o el que asesina. En el fondo nos parecemos a los yanquis más de lo que imaginamos, nos parecemos en el desprecio hacia los pobres o hacia esos seres inferiores que son los inmigrantes y que me perdonen algunos de los yanquis, ya que sé que entre la masa de todos, siempre hay honrosas excepciones. Pero yo no estoy aquí para hablar de las excepciones, estoy para hablar de esa cantidad de hijos de puta (y que me perdonen las putas) que se hacen pasar por seres humanos y todo, porque van a comprar el periódico y el pan por las mañanas.
Pues no señor, yo ya estoy harto de tanta hipocresía social y porque hoy ardo por dentro y claro, hoy sólo me faltaba saber de un vecino que se trajo una sudamericana a la Isla y lo peor del caso, es que antes ya tenía antecedentes o sea que ya se había traído otra y aquí no pasa nada. Es decir, yo voy a Méjico o a Perú y voy presumiendo de lo que tengo y me traigo a una pobre mujer muerta de hambre y todos tan contentos. Y os juro que no es por envidia, pues yo no envidio lo que suena a explotación y a vileza, yo sólo envidio lo que es sano, lo que habla de verdaderos sentimientos y nunca jamás envidiaré a los seres del submundo. Pero ellos ahí están y están a nuestro lado.
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