Véis, yo sólo me agobio. Ahora estaba viendo el reloj y pensando, sólo me queda una hora y ¿podré escribir algo?, ¿me dará tiempo?. Pues no lo sé, pero de momento sigo y ya veremos. En una hora se puede hacer de todo, desde trazar un plan hasta reconstruír tú vida. Y lo reconstruír tú vida, pienso que es un proceso bastante más largo, pues llevo 3 años en ello y aún me quedan flecos sueltos. De todas formas ya sé lo que quiero y deseo y creo que eso es lo más importante, el saber que objetivo tienes, el resto es saber con que material cuentas e ir tirando lo que sobra. Por eso, ahora estoy enfrascado en seleccionar el material antiguo o sea en disecionar o separar el material malo del bueno. Y la verdad, es que hay cuerda para rato y cada vez que tiras de un hilo salen miles de hilos y algunos, salen completamente deshilachados o feitos merda.
Pues a seguir adelante con mi misión vital. Y esto no es un simple repaso a mi vida, es primero, volcar mi vida sobre una mesa. Segundo, tirar las piezas imperfectas y desconchadas. Tercero, juntar las que estén buenas de salud, de salud mental (que éstas no son muchas) y salud física (que también van disminuyendo) y cuarto, empezar a encajar las piezas y que el resultado final, sea un lindo y precioso mosaico. Yo quiero a un Bruno nuevo y reluciente y asumiendo y sin problema ninguno, que soy ya, un viejo pellejo. Vamos, que no quiero dármelas de jovencito, sino de viejo añejo y revenido.
¡Coño!, que yo no quiero perderme el ser un viejo gruñón que todo lo sabe y que va dando el coñazo contando sus batallitas. Esa parte de la vida no me la pierdo, pues será todo un placer el poder cagarme en todo y porque dicen o dirán, que el pobrecito ya está Demente. Y me acordaré de lo que yo quiera y contaré mil veces las mismas cosas y es que seré un puto coñazo arrugado. Me cagaré y cuando yo quiera encima de los pañales, me mearé sobre los pantalones, me dormiré comiendo en la mesa, me olvidaré de los nombres que yo quiero olvidarme, me inventaré nombres y por supuesto, si el tío o tía es estúpido, serán nombres estúpidos. Yo quiero ser un viejo listo, un viejo demente, un viejo vengativo, combativo, derrochador, amargado en apariencia y faltón, sí, muy faltón, pero como el pobrectio está demente, pues todo se le perdona. Y no puedo olvidarme de ser un viejo salido, pero como eso ya está dentro de mi ADN, pues ya no es un deseo, es una realidad palpable.
Pues a seguir adelante con mi misión vital. Y esto no es un simple repaso a mi vida, es primero, volcar mi vida sobre una mesa. Segundo, tirar las piezas imperfectas y desconchadas. Tercero, juntar las que estén buenas de salud, de salud mental (que éstas no son muchas) y salud física (que también van disminuyendo) y cuarto, empezar a encajar las piezas y que el resultado final, sea un lindo y precioso mosaico. Yo quiero a un Bruno nuevo y reluciente y asumiendo y sin problema ninguno, que soy ya, un viejo pellejo. Vamos, que no quiero dármelas de jovencito, sino de viejo añejo y revenido.
¡Coño!, que yo no quiero perderme el ser un viejo gruñón que todo lo sabe y que va dando el coñazo contando sus batallitas. Esa parte de la vida no me la pierdo, pues será todo un placer el poder cagarme en todo y porque dicen o dirán, que el pobrecito ya está Demente. Y me acordaré de lo que yo quiera y contaré mil veces las mismas cosas y es que seré un puto coñazo arrugado. Me cagaré y cuando yo quiera encima de los pañales, me mearé sobre los pantalones, me dormiré comiendo en la mesa, me olvidaré de los nombres que yo quiero olvidarme, me inventaré nombres y por supuesto, si el tío o tía es estúpido, serán nombres estúpidos. Yo quiero ser un viejo listo, un viejo demente, un viejo vengativo, combativo, derrochador, amargado en apariencia y faltón, sí, muy faltón, pero como el pobrectio está demente, pues todo se le perdona. Y no puedo olvidarme de ser un viejo salido, pero como eso ya está dentro de mi ADN, pues ya no es un deseo, es una realidad palpable.
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