Si puede que a veces, yo me altere. Y que sí, que tengo motivos, que tengo causas, que la gente no es siempre legal, que hay mucha mierda mezclada y cuando te toca alguien encornado y con mala praxis, por no decir, que te toca un hijo de puta que se quiere reír en tu puta cara de gilipollas, pues pasa que uno se pone como estoy ahora, alterado, cabreado y con ganas de empezar a dar hostias. Y así un hijo puta menos que anda suelto.
Después que me vengan con los rollos de que hay que ser un tío empático y pastelero. O sea que yo tengo que entender que si un tío queda de hacer una cosa y la hace, pero la hace mal por sus santos cojones y porque es un flojo del carajo y además no tiene ni puta idea del tema. Entonces y siguiendo los pasos de la sagrada Empatía, yo tengo que darle palmaditas en la espalda y colmarlo de besos, ¡no te jode con la empatía de mierda!. Y porque no y ya puestos, le pongo el desayuno y me lo llevo a la cama y así desayunamos los dos juntitos y agarrados de las manitas.

Tiene huevos la cosa, tiene huevos y mucha jeta. Y después hay otros que te dicen, que hay que fomentar la industria local, pero se olvidan de decir, que es a precio del oro. Y una mierda y una grandísima mierda, estoy hasta los cojones de los profetas de la mierda pastelera. Yo si sé, el como se es empático, es cogiendo al tío y le rompes el culo en mil pedazos y de paso, le pisas la cabeza y le arrancas la lengua de cuajo. Eso si que es ser EMPÁTICO.