Y voy yo y después pido perdón y menuda jeta tengo y menudo desparpajo. Yo si yo me hubiera conocido de antes, de antes de que existiera y antes de que los árboles dieran sus frutos con pena y sin gloria, seguramente me hubiera pedido ser elefante o hubiera querido ser un jabalí de las estepas africanas y porque queda muy bien lo africano y después el bicho que he escogido, suena a fuerte y a grito desgarrado. Bueno al final, he querido ser un lindo elefantito y viene mi sagrado e innombrable Rey y de un solo disparo me pone tieso. Pues eso le pasa a los que quieren representarse en tristes animalitos y siguiendo las putas normas del horóscopo chino, y es que al final, los animalitos se vuelven inofensivos y porque están muertos.
Hay a quién le gusta colgar sus putas cabezas disecadas y al final, les queda un pasillo lleno de cuernos y de escopetas de caza. Bueno para gustos están los colores y para las tetas están mis manos y porque siempre tuve devoción por las tetas y es más, si estaban puntiagudas y apuntando al sol naciente, ya me volvía loco del coco. Y después de éste pequeño inciso, vuelvo al terreno de la caza mayor o menor y porque con mi escopeta de caza me cargo hasta las sombras de Lucifer o de lo que haga falta. A ver que imagen es más potente, el ver a un cazador vestido de payaso y con su rifle en ristre y buscando pobres animalitos que andan sueltos por el bosque o simplemente ponerte a pasear el bosque.
Al final, siempre puede la sangre y la caza y como es algo que suena a tradición ancestral siempre tiene su razón de ser, pero no de estar y porque el hombre no es un animal y porque por su puto instinto necesite cargarse a los seres inferiores y es que el hombre solo necesita follar y la mujer también y me da igual, si uno se pone arriba y el otro abajo y que sea de un sexo o que sea del otro, porque al final, todos somos negros o indios o humanos. Y es que todos somos hijos de Dios o eso dicen las sagradas escrituras.
Hay a quién le gusta colgar sus putas cabezas disecadas y al final, les queda un pasillo lleno de cuernos y de escopetas de caza. Bueno para gustos están los colores y para las tetas están mis manos y porque siempre tuve devoción por las tetas y es más, si estaban puntiagudas y apuntando al sol naciente, ya me volvía loco del coco. Y después de éste pequeño inciso, vuelvo al terreno de la caza mayor o menor y porque con mi escopeta de caza me cargo hasta las sombras de Lucifer o de lo que haga falta. A ver que imagen es más potente, el ver a un cazador vestido de payaso y con su rifle en ristre y buscando pobres animalitos que andan sueltos por el bosque o simplemente ponerte a pasear el bosque.
Al final, siempre puede la sangre y la caza y como es algo que suena a tradición ancestral siempre tiene su razón de ser, pero no de estar y porque el hombre no es un animal y porque por su puto instinto necesite cargarse a los seres inferiores y es que el hombre solo necesita follar y la mujer también y me da igual, si uno se pone arriba y el otro abajo y que sea de un sexo o que sea del otro, porque al final, todos somos negros o indios o humanos. Y es que todos somos hijos de Dios o eso dicen las sagradas escrituras.