EN EL FONDO

Pues manda carallo, me acabo de enterar que hoy es día 3 de Febrero y que mañana es 4 y que pasado es 5 y ese día arderá el mundo y porque es mi cumpleaños. Cumplo 60 tacos y me miro al espejo y me digo: hijo, si pareces más jovencito y además me lleno con pensamientos obscenos: si el otro tiene 50 años y está mucho más viejo que yo y además, yo sigo haciendo deporte de vez en cuando y el otro, no se apea de la barra del bar. Lo que quiero decir, es que siempre encontrarás a un pringado más echo polvo que tú o mismo te buscas a un pobrecito enfermo terminal y esa comparación te pone y te enaltece, aunque se calle.

Somos como somos, pero somos seres egoístas hasta la médula y con la vejez éste aspecto siniestro se multiplica. Hombre hay que entender que te quedan dos telediarios o tres y uno ahí, no está para tocar gaitas conciliadoras y amorosas, es más, uno se envilece de tal manera que se hace peor persona. Y es que deseas que tu compañero de batalla y de emociones, se cague patas abajo o que le entre un yuyu asesino y porque así tú te creces. Y leer las esquelas todos los días, no es para saber cuando se van muriendo tus compañeros, es más un acto de autoafirmación del ego y porque decirte: yo sigo vivo y el otro, la ha pringado.

Y es que tiene cojones que empiecen a morir tus amigos o tus familiares más cercanos y porque te entra una especie de fijación mental, pues la muerte se hace fija y diaria. Y éste pensamiento tiene su tela, pues te has pasando la vida creando vida y de repente te inunda la vejez y las luces de la fiesta se empiezan a apagar. Pero no nos pongamos excesivamente tristes y porque yo aún no he llegado a ese punto y aún quiero retener la vida y aún quiero disfrutarla. 60 años y sigo en pie, 60 años y me duelen las articulaciones pero dentro de un orden y por eso aún estoy a tiempo de actuar y de que éste proceso se haga más despacio y más humano. Y es que en el fondo, ¡yo me quiero!.

ESPERANDO

Pues yo sigo afinando mi violín, bueno, ese violín imaginario, pues a mi gusta y me entusiasma la música, pero tocarla es otra cosa que no está a mi alcance. Tampoco hice nada en ésta vida por intentar tocar algún instrumento, pero es que uno conoce sus propios límites y yo sé y simpre supe que el oído musical no era mi fuerte. De todas formas tengo antecedentes familiares y tengo una hermana que aporrea desde hace nosecuantos años el Piano y eso llama mi atención, porque hace 30m años ya decía con solemnidad que voy a clases de piano y el verdadero problema, es que ahora lo sigue diciendo con la misma solemnidad y ¿cuando se caerá de la burra?, pues cuando sus gusanos toquen el piano.

Después está mi hermano, mi hermano el artista y porque él se lo cree. Mi hermano le daba a la gaita y al violín y no lo hacía mal del todo, pero tampoco era para echar cohetes, pero como el tío se lo creía te vendía la moto y después a ti, te aguantaba soportar el chaparrón. Vamos que se daba un autobombo bestial y además, como el tío carecía de vergüenza, te metía sin vaselina sus conciertos plastas e insufribles. Pero él era un artista y además, sabía de todo y aunque no leyerá ni se cultivara un carajo, el tío sabía de todo y demás. Y me hace gracia porque hablo de él en pasado y cuando mi hermano sigue vivito y coleando, pero creo que me traiciona la subjetividad y porque a mi hermano ya lo tengo eliminado.

Bueno, tengo eliminado a mi hermano y a mi hermana y por tanto, solo quedo yo. Y ahora no os voy a contar la historia de una familia absolutamente desestructurada y que de ahí, vienen las verdaderas consecuencias de nuestro comportamiento y porque no tengo ganas de llorar y de maldecir. Hay cosas en la vida que no se pueden explicar y porque ya vienen así y también, porque nadie las quiso arreglar. Yo lo intenté...pero no era el momento o ya hablaremos más adelante. Pues señores, sigo esperando y sinceramente creo que me moriré, esperando.

TÚ TE LO MERECES

Es que tenía que ser así y no podía ser de otra manera y cuando toca día de recaditos imponderables, la picha se te hace un lío y sigues haciendo recados porque sí o porque has cogido carrerilla. Bueno, pues tema está peliagudo pues son casi las 7 de la tarde y es el primer momento de todo el día, que tengo para mí y para mis circunstancias. Claro que si lo miras al revés, te consuelas pensando que por lo menos a las 7 de la tarde has podido sentar tu culo en tu puta silla y el que no se consuela es porque no quiere o porque Dios lo castigó y por ser un tipo malo y malvado. ¡Que los hay! y es la maldad tienen grandes y apasionados adeptos y además, militan, sufren, se desviven y si hace falta hasta se sacrifican.

En cambio los que van de buenos y correctos tienen cara de empanados y por ir de simples bonachones, ya sabéis de que va el tema: todos regordetes y con sus mejillas sonrosadas como el culo de un niño azotado y hablando de niños ¡cuidado! porque a éste biotipo de personas les van los niños y sus lindos culetes. Y es que hay que desconfiar de un bonachón, pues sus mofletes sonrosados indican que su maldad se enciende o se acalora. Es como un puto semáforo y el bonachón está en verde pálido y puedes cruzarte o hablarte con él, pero si está en rojo vivo y asesino, ¡cuidado! y porque está encendiendo motores.

Pero también hay gente buena o mala que no entra dentro de estos límites y por tanto, se sale de lo establecido. Y hoy si quiero dedicarle unas letras a una persona que es bondadosa de verdad y porque creo que serán mis últimas letras estando él vivo y es que le quedan dos telediarios y porque el cáncer galopante se lo está papeando sin misericordia. Le tengo que agradecer que estando él a dos velas, yo también me quedé a dos velas y no pude pagarle el trabajo realizado en mi casa hasta que pasaron varios meses y eso sí que es solidaridad de pobre, eso sí que fue ternura, eso sí que es saber que en varios días no vas a poder comer, pero que te puede más el lado humano. Y señores ¡eso no tiene precio!. Y gracias buen hombre y espero que en la otra vida te vaya mejor y porque tú te lo mereces.

LA CAÍDA de Batania

Fue mi historia con ella como tirarse del décimo y encontrarse en el aire con una mujer que se había lanzado del noveno: pensé que nos unía ...