Ahora acabo de retroceder dos años y lo he hecho a través de las fotografías del móvil y para concluir y volver a insistir en que no cambiamos tanto, que ya quisiéramos nosotros cambiar más. Dos años de mierda, que no son nada ni dentro de nuestra existencia, pero digo yo, que algo se tenía que notar y eso que no tiene nada que ver el como estoy y me siento ahora a como me sentía hace dos años, por tanto, son distintas realidades pero con el mismo individuo. Es decir el individuo se adapta a lo que hay, al medio que le toca vivir, pero la parte importante y la esencia del individuo se mantienen en pie y contra viento y marea. Nos gusta pensar que cambiamos mucho, que evolucionamos y bla, bla, blá y al final te vuelves a encontrar con una amiga y ex novia que hace 40 años o casi, que no ves y te das de bruces con aquella misma persona...bueno, salvando el cúmulo de experiencia nuevas y no tan nuevas que te fue dando la vida...pero lo que yo quiero decir, es que reconocería a esa persona por su forma de ser, de estar, de querer y de relacionarse hacia los demás y lo del físico me daría exactamente lo mismo, aunque también tengo que decir, que físicamente tampoco cambiamos tanto. Y estoy seguro que yo me tengo que aplicar el mismo cuento, y porque mi base y porque mis pilares siguen siendo más o menos los mismos que antes, digamos que mi estructura se conserva más o menos igual. Claro que uno envejece y por fuera y por dentro, pero si quitamos ese mar de arrugas, de malas historias, de jodidas y no tan jodidas experiencias y si raspas un poco, te aparecerá el mismo tío.
Nosotros cambiamos, pero tampoco cambiamos tanto. Y es verdad que en ésta vida hay hechos que nos marcan y que a lo mejor nos hacen cambiar nuestro rumbo....pero lo que yo quiero decir, es que por mucho que cambiemos de rumbo, seguiremos siendo los mismos y como personas y como individuos. El que era fantasma y haga lo que haga y se disfrace como se disfrace, seguirá siendo fantasma el resto de su existencia. La persona amable y afable, comprensiva y en general buena y sana compañera, seguirá siéndolo más o menos igual aunque hayan pasado casi 40 años. Yo soy tan amante del riesgo como lo era antes, pero claro, ahora adaptado a mi edad. Antes, el riesgo era más físico y más pasional y más hormonado y ahora en cambio, es más teórico y más de andar por casa y por supuesto, más medido (pues la experiencia ya te dice que por ahí sí o no o que por lo que sea no merece la pena). Ahora descartas las cosas más fácilmente y aunque eso no quiere decir, que no haya veces en que te atragantes con alguna de ellas.
Y entonces en dos años ¿en que he cambiado? . Pues en poquísimas cosas y recuerdo que hace dos años estaba profundamente enamorado...pero insisto era el mismo que ahora... sólo que estaba enamorado. Ahora no, ahora no lo estoy y ahora estoy en esa fase de la vida donde debo recoger todos los trozos y por haber sido (previamente), destrozado. Y no busco culpables y ni ella, ni yo y en tal caso y de tener que haberlos (como las Brujas, habélas hainas), lo somos los dos....Pero volviendo a recoger el hilo que nos mantiene en pie en el texto...tengo que decir que sigo siendo el mismo iluminado y al que le entusiasman las utopías y los poderes de la magia. Yo, sigo buscando mi yo y aderezándolo de la mejor manera, pero mi yo apenas ha cambiado.