Nadie me ve...salvo mis ojos,
nadie me escucha...salvo mis Tímpanos,
nadie me quiere...salvo mi Alma
y que hago yo aquí sentado,
en una tarde otoñal que anuncia su final,
que hago aquí leyendo poemas
y escribiendo versos de autoestima,
que hago yo pensando que soy
o que fui gigante antes que hormiga,
...es una pena y una llamada perdida,
soy el que pensaba que iba a ser pero en tamaño pequeño,
y hoy los Sauces que acabo de ver lloraban lágrimas de sal y agua,
y el Viento en cambio, las desecaba en escamas áridas y secas,
hoy el día se hace duro, tenso y terso,
hubo horas de inmensa paz interior,
pero hubo otras de grandes batallas y escaramuzas,
hoy podía decir:
estoy aquí y me falta menos...
menos ¿para qué?
quizá para traspasar las lindes del otro lado,
quizá para encontrarme de tú a tú conmigo
y cara a cara y de sol a sol y bajo la sombra de un Roble,
quizá antes, me gustaba encontrarme fuera de lugar y sitio,
descontrolado y provocador,
hasta que un día giré las agujas del reloj en sentido contrario
y quizá ese día me acabó gustando lo que veía:
estaba yo sereno, tranquilo, amable con la vida,
risueño, adorable, sincero, entrañable,
cariñoso, amigable,
ahora sí, diciendo lo que tenía que decir...pero sin alzar la voz,
ni generar aspavientos, ni malos gestos,
pero lo que más llamó más mi atención
es que ni por un segundo eché de menos a mi otro yo.
nadie me escucha...salvo mis Tímpanos,
nadie me quiere...salvo mi Alma
y que hago yo aquí sentado,
en una tarde otoñal que anuncia su final,
que hago aquí leyendo poemas
y escribiendo versos de autoestima,
que hago yo pensando que soy
o que fui gigante antes que hormiga,
...es una pena y una llamada perdida,
soy el que pensaba que iba a ser pero en tamaño pequeño,
y hoy los Sauces que acabo de ver lloraban lágrimas de sal y agua,
y el Viento en cambio, las desecaba en escamas áridas y secas,
hoy el día se hace duro, tenso y terso,
hubo horas de inmensa paz interior,
pero hubo otras de grandes batallas y escaramuzas,
hoy podía decir:
estoy aquí y me falta menos...
menos ¿para qué?
quizá para traspasar las lindes del otro lado,
quizá para encontrarme de tú a tú conmigo
y cara a cara y de sol a sol y bajo la sombra de un Roble,
quizá antes, me gustaba encontrarme fuera de lugar y sitio,
descontrolado y provocador,
hasta que un día giré las agujas del reloj en sentido contrario
y quizá ese día me acabó gustando lo que veía:
estaba yo sereno, tranquilo, amable con la vida,
risueño, adorable, sincero, entrañable,
cariñoso, amigable,
ahora sí, diciendo lo que tenía que decir...pero sin alzar la voz,
ni generar aspavientos, ni malos gestos,
pero lo que más llamó más mi atención
es que ni por un segundo eché de menos a mi otro yo.