los dos nos miramos y sabemos lo que pensamos,
yo adorno mis pupilas con sal y agua que cae de mis párpados,
tú en cambio,
ardes por dentro pero no quemas por fuera,
parece que eres y no eres,
tu gesto más primario es señalarme de donde viene el viento embrutecido,
y a su manera... el mío,
es darte fuego y para que enciendas un cigarrillo,
siempre me pudieron los vicios
y dejé de fumar
y sigo fumando tumbado y mirándote,
mi opio eras tú y mi precipicio,
pero claro,
ahora vivo en un llano que no tiene ascensores ni visión en cámara oscura...

No hay comentarios:
Publicar un comentario