NO HAY CICATRICES EN LA SOLEDAD

 














No hay cicatrices que sangren muy despacio

solo hay regueros de luz y oscuridad

y a veces, 

sé que lo hacen con demasiada intensidad.


Yo me considero un hombre lobo

que no se entiende con la gente de la ciudad.


Yo me entiendo conmigo mi mismo

y con unos cuantos más que conocen la luz de mi intensidad,

y además,

no me gusta mencionar ni señalar a nadie que no conozco

y repito de nuevo 

no tengo necesidad de conocer.


Al final siempre quedamos

el lobo y yo

y al fondo del todo

queda la ciudad

(siempre queda la ciudad)

y esos árboles que dan un toque verde 

a tanta imbecilidad.

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JULIO CORTÁZAR