No te doy alternativa
estás entre mi espada y tu pared.
Estás entre dos piedras
y entre dos muros.
Solo te queda una salida,
y en una dirección o en la otra,
pero hacia mí,
está prohibido y porque ese es mi deseo,
y entonces, la huida es tu única alternativa.
Vale,
estuvimos...
pero ya no estamos.
Vale,
nos conocimos
y nos quisimos un rato,
después, vino la lluvia
y nos pusimos a saltar charcos.
Quede el recuerdo,
queda ese trocito clavado
en un apéndice de nuestra memoria.
Quedan aquellos días
de sol, faros y aguas cristalinas
con el azul cielo de telón de fondo
y con el sonido de las olas
adormeciendo nuestros sueños.

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