Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo
Originalmente, el “Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo” fue publicado con el título “El invierno” el 24 de diciembre de 1952 en el número especial de navidad del periódico El Heraldo. Posteriormente sería publicado en la edición de octubre de la revista bogotana Mito y llevaría el título con el que hoy es conocido. En este cuento el personaje Isabel, una mujer encinta, va describiendo desde el interior de su casa cómo una lluvia de casi seis días va privando de sus sentidos a todos los habitantes hasta dejarlos en un estado sin tiempo entre la vigilia y el sueño.
Llovió durante toda la tarde en un solo tono. En la intensidad uniforme y apacible se oía caer el agua como cuando se viaja toda la tarde en un tren. Pero sin que lo advirtiéramos, la lluvia estaba penetrando demasiado hondo en nuestros sentidos. En la madrugada del lunes, cuando cerramos la puerta para evitar el vientecillo cortante y helado que soplaba del patio, nuestros sentidos habían sido colmados por la lluvia. Y en la mañana del lunes los había rebasado. Mi madrastra y yo volvimos a contemplar el jardín. La tierra áspera y parda de mayo se había convertido durante la noche en una substancia oscura y pastosa, parecida al jabón ordinario. Un chorro de agua comenzaba a correr por entre las macetas. “Creo que en toda la noche han tenido agua de sobra”, dijo mi madrastra. Y yo noté que había dejado de sonreír y que su regocijo del día anterior se había transformado en una seriedad laxa y tediosa.

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