Yo...tenía un amigo...
que nunca te decía lo que pensaba y lo que sentía,
pero por dentro sé que se lo pensaba y que se lo callaba,
en fin,
que un día me quedé sin amigo
y me quedé sin su aliento tan lleno de vida
tan generoso y tan espléndido
pero sobre todo
era el aliento de una buena persona,
que nunca y jamás te diría
porque lo era.
Y ahora tengo la rabia de haberlo perdido
y ¡mea culpa!...
me digo en mis peores días.
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