Gracias...
Gracias por tus palabras tan delicadas,
por tus dudas desnudas sin condiciones,
porque estoy seguro que al final
lo que te duele
te duele en el mismo sitio que a mi
y que cada letra es un precioso verso inacabado
y que cada palabra es como un libro abierto sin fin.
¡¡Como mis venas!!.
Que siguen abiertas a cielo abierto
por tanto echarte de menos.
Después,
cuando conmigo estés
se cerrarán con los dos dentro
y entonces y sólo entonces
seremos dos latidos del mismo corazón.
Y uno suena y suena el otro
y creo que por fin, sonarán juntos,
los dos en uno y uno en dos
y cada uno...será uno
y cada uno... serán dos.