Llevar a cuestas tal cantidad de palabras
y tantos versos sueltos
y tantas miradas hacia dentro de uno
y otras tantas y más, hacia lo que nos rodea...
que si todo esto lo pienso dos veces
me siento obligado a decir:
"la poesía cansa mucho
y ser poeta, cansa mucho más.
Prefiero quedarme a descansar en cualquier lugar
donde me encuentre fresco y agradecido,
ser más amable con la vida,
y hacerme más entrañable con lo que tengo a mi alrededor,
y a su vez,
ser más empático con mis ideas y las ajenas".
En fin,
prefiero
sentirme un ser incompleto
que el más completo de los imbéciles.