Poema de Claudio Rodríguez, poeta de la generación de los 50. Premio Nacional de Poesía, Premio Príncipe de Asturias de las letras…
De lejos, soy un punto negro.
De cerca, soy un punto blanco y grueso.
De lado, soy atravesado,
cuesta meterme de lado,
soy de perfil difícil
y no llego a ser delincuente... pero a veces lo rozo...
De frente, soy claro y contundente,
aunque con el paso del tiempo,
me va gustando más la niebla de la mañana
y los días de intensa y persistente lluvia,
puede que sea porque cada día
am más lo entrañable y lo íntimo.
Me gusta lo mío y casi todo lo que me rodea.
Me gustan los paseos bordeando el mar,
y los septiembres lluviosos y llorosos.
Adoro el otoño y sus colores.
En el invierno me ovillo y me quedo en el nido.
Me encanta cuidar de mis estancias,
y que a su vez, ellas cuiden de mi presencia.
Las tardes me entusiasman,
entre las 6 y las 7 de la tarde
suelo perder la referencia del tiempo,
y siempre acabo pensando,
que el tiempo se para,
pero los que en realidad se paran
son mi mente y mi alma.
Y cuando llega el ocaso se encienden mis luces,
soy un lunático incomprendido
que además, no tiene remedio...
y en cuanto la luna se desnuda
yo me desnudo junto a ella
y después...
ya es cosa nuestra.