Tengo clavos oxidados



Tengo clavos oxidados

en mi alma de pecador.


Tengo sombras y oquedades

en la boca de mi estómago.


A veces tengo frío

y de mi cerebro cuelgan estalactitas que casi lamen el suelo.


Otras veces duermo del revés, 

cabeza abajo y colgado de los pies,

me siento murciélago esperando la luna.


Hay noches que salgo a pasear

rodeado de mis viejos fantasmas,

hacemos piña y compartimos sueños,

subimos escaleras y bajamos peldaños,

a todos nos encanta la idea de cobijarnos

bajo la sombra de una higuera

y en una noche de luna llena. 


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JULIO CORTÁZAR