EN MODO LUNES



De nuevo...en modo Lunes. Estoy abocado a que cada Lunes tenga que escribir unas letras y la verdad, es que no todos los Lunes uno está para semejante tarea, pero como yo he convertido el Lunes en tradición escritora, tendré que cumplir una vez más con lo estipulado. Otro Lunes en la buchaca o bolsillo. Lunes nublado en donde los haya. Lunes que en teoría tendría que ser invernal y hasta la médula y que en realidad es un Lunes despistado y porque está situado en el meollo del invierno, pero que gracias al cambio climático y al calentamiento global, más bien parece un día primaveral un tanto deslustrado y medio alicaído. Bueno, esto que digo pasa con casi todo y todos estamos más calientes de lo que debíamos estar y a veces es debido al cambio climático y otras veces lo es, porque nosotros mismos nos calentamos demasiado.

Yo soy de los que me caliento fácilmente por nada o por casi nada y claro, cuando me siento brotado por casi nada me noto un poco ridículo. Yo montando en cólera por una mierda de problema, yo rebotado de pared en pared y como una puta pelota de goma desquiciada. Yo in crescendo en mi cabreo y de cada vez sintiéndome más imbécil y estúpido. Hay algo en los cabreos viscerales que te avisa de que has pasado dos o tres pueblos, pero pasa que una vez que te ves lanzado en esa especie de vorágine del absurdo, al final no encuentras el freno y si en cambio, si encuentras el acelerador. De tirados al río, se decía y se dice. Además, una vez que le coges gusto a la velocidad del vértigo, ya no hay quién te pare.

Dicen que una pausa sienta muy bien o un bonito paseo a la orilla del mar. Y decir dicen muchas cosas, pero yo digo que lo único que he comprobado que realmente sirve, es que se te acaben las pilas del cabreo. Ni pausas, ni paseos, ni buenas palabras y menos buenas intenciones. En pleno cabreo no puedes andar pensando en que mañana voy a ser mejor y más bueno y porque no y porque en definitiva, éste tipo de pensamientos positivistas te harán cabrearte más. Es como cuando casi estás brotando y convulsionando y te viene alguien a decir: "tranquilo que no pasa nada". ¡Joder tío! ¿tú no me ves como estoy? y ¿no ves que estoy más cerca de culminar un asesinato que de emprenderla a besos?...¿no lo ves?. Y en esos momentos lo mejor que se puede hacer conmigo, es que nadie me diga nada, ni me toque, ni me roce, ni me susurre. Paso de ti Bruno y en esos casos es lo mejor que se me puede decir.

Y Bruno brota y escupe y salpica y cómete los cuernos demoníacos. Los demoníacos, pues los otros cuernos en éste asunto del que hablamos no vienen a cuento. Quiero decir que igualmente puede haber de los otros cuernos antes, ahora y después y da igual que estés brotando o tocando la flauta en una pradera. Aparte a éstas alturas vamos a ser sinceros del todo, a mi edad y con mis antecedentes penales y familiares, el tema de los cuernos...como que paso y es que si en parte ya pasaba...¿ahora, qué os puedo contar?...¿qué paso dos o tres o más veces?. El tema cuernos es diluviano y para los neandertales podía ir como anillo al dedo, pero me parece que por el medio han pasado miles y miles de años y por tanto digamos que hemos evolucionado. Bueno, por lo menos lo digo por mi, pues antes que neandertal fui mono y antes de antes, fui anfibio y más de antes, fui célula suelta que se juntó con otra parecida y acabaron haciendo nido.

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