No hay peor comunicación que los mensajes de mierda y porque son mejores los tambores de guerra y las señales de humo de los indios. El teléfono tampoco es un buen método y porque no le ves el careto al que está al otro lado, el careto, el rictus, los gestos y aspavientos y todo esto queda a la sombra de tu interpretación, que a veces aciertas y das en el clavo y que en otras es...es como quitarle el bastón a un ciego y pensando que lo va a chafar un coche que en ese mismo momento pasaba por allí y resulta que l ciego da un quiebro en el último momento y lo acaba por esquivar. Lo siento pero es así, la interpretación de los mensajes requiere un montón de cursillos y de prácticas y porque a las palabras se las lleva el viento, pero muchas quedan grabadas en el puto disco duro del móvil.
Tú le quieres dar un sentido y resulta que tu sentido imaginario y esto es lo más importante, a veces es interpretado al revés y todo porque a lo mejor jugaste con fuego, que en mi caso es muy frecuente, pero como uno va de artista y de sobrado, piensa que todo el mundo lo entiende y sino lo entiende, que será perdonado por ser una puta broma más. Y la cosa no es así y no lo es, porque cuenta el factor humano y por tanto, no siempre lo que piensas, lo sabes reproducir en palabras. Como decía el otro: a veces me fallan las palabras o me fallan las palabras de doble sentido y los giros y las fintas y la cintura y los amagos y hasta los abrazos por dar.
Y uno quiere pensar que es legal y buena persona y uno quiere sentirse un tío completo y que sabe hacer las cosas bien, pero la vida me ha enseñado lo contrario, uno lo intenta pero no siempre lo consigue y porque no sabe o porque se ha pasado dos pueblos o también puede ser, porque hablemos dos idiomas diferentes. Y yo pido perdón al mundo y lo pido de rodillas, yo pido perdón por mis palabras desatinadas y por mis frases que en el fondo irradian dulzura, pero que en la realidad, suenan a faltonas y claro, hay veces, que me oculto tanto debajo de las faldas de la falsa dureza, que la cosa suena a insulto o a faltada. Y lo siento y lo siento porque mi intención no era esa, mi intención era jugar como siempre hago, jugar en los bordes de los acantilados y siempre esperando que algún alma en pena me pueda entender.
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