Volví a sentir cómo se movía la Tierra, dijo.
Nunca supe si quiso decir que sintió un temblor
o si percibió la rotación de la Tierra.
Me gusta pensar que lo que sintió fue la rotación,
porque cualquiera siente un temblor.
Cuando ella sintió ese movimiento
pudo verse a sí misma
de pie sobre la superficie de la Tierra.
Sus pies grandes, anchos, sólidamente plantados;
sus dedos enclavados al suelo.
Es tan fuerte la visión
que casi siente cómo su cuerpo se arquea
debido a la fuerza centrífuga de rotación.
Observa su abundante pelo flotar,
flotar sobre la atmósfera y las estrellas.
Ella monta al planeta como si fuese un juguete.
Un niño al que le gusta tomar el sol la acompaña
y un hombre desde la luna le sonríe cuando pasa.
Nunca supe si quiso decir que sintió un temblor
o si percibió la rotación de la Tierra.
Me gusta pensar que lo que sintió fue la rotación,
porque cualquiera siente un temblor.
Cuando ella sintió ese movimiento
pudo verse a sí misma
de pie sobre la superficie de la Tierra.
Sus pies grandes, anchos, sólidamente plantados;
sus dedos enclavados al suelo.
Es tan fuerte la visión
que casi siente cómo su cuerpo se arquea
debido a la fuerza centrífuga de rotación.
Observa su abundante pelo flotar,
flotar sobre la atmósfera y las estrellas.
Ella monta al planeta como si fuese un juguete.
Un niño al que le gusta tomar el sol la acompaña
y un hombre desde la luna le sonríe cuando pasa.
A la memoria de Barbara Lannan
No hay comentarios:
Publicar un comentario