¡YO NO PUEDO CON TODO!


Yo pensaba que hoy o mañana iba a tener un encuentro en la tercera fase y así podría curar éste sarpullido que me invade, pero que me invade por mis adentros y hasta la misma médula ósea. Pues tío, me parece que no, parece que te vas a quedar con las ganas y tendrás que rascarte contra las esquinas y dar besos a las farolas encendidas. Porque no, porque no habrá carne para comer y entonces o te haces vegano o te compras un loro y charlas a solas con él. Bueno, son las cosas del querer, del querer y no poder o del querer y te tienes que joder. Dicen que la paciencia es la madre de la ciencia, pero yo esto no me lo creo mucho y porque yo de paciencia ando como un pez fuera del agua.
Yo no tengo esa paciencia infinita y porque no fui creado de esa manera. Yo fui creado como un ser muy especial y delicado y si cambia el viento, yo cambio de rumbo y si sale el sol, yo me pongo en pelota picada y alguien que se yo y nada más que yo, me acariciara en ese momento, yo me caería de culo y me abría de patas y hasta que me recoja el camión de la basura. Es que mis sensibilidades están muy a flor de piel y me salen sarpullidos y sino me toca ese alguien tan especial y pronto y de esa manera tan suave y tan delicada, me pondría del revés y brotaría de flor en flor y como gran capullo que soy.
Sí, yo parezco un tío desafiante, fuerte y aguerrido, pero esa es mi fachada, porque debajo de mi piel, están mis receptores sensibles y son tan sensibles que puedo percibir el movimiento de cualquier sentimiento. Y es que soy cazador de sentimientos y veo uno y lo cazo y veo otro y a lo mejor lo dejo y porque yo siento y quiero mucho, pero señoras y señores, ¡yo no puedo con todo!. Es decir, yo no puedo querer a todo.

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JULIO CORTÁZAR