YO SÓLO CONTRA TODO

 

Y quién levanta su mano
y dice 

¡aquí estoy yo!.
Yo sólo contra todo,
con mi escudo de apariencia,
con mi voz entrecortada,
con mi túnica de seda suave y tierna,
y con mis antecedentes personales.
Y yo, paupérrimo de mi,
yo que me he quedado sólo,
pero por eso no lloro,
ni pierdo el sentido

ni las ganas de vivir
ni la vergüenza me abraza

ni la nostalgia me invade.
Y me he quedado yo sólo,
y yo sólo contra todo.