No sé de que documento me hablas y si tengo que guardar algo o no...deja de preguntarme maldita puta máquina de mierda, que me estás volviendo loco del coco. Es como lo del Facebook, que le hace preguntar a tu ordenador, ¿qué estás pensando?. Si ya me cuesta contárselo a una persona, pues a una máquina, mejor ni os lo cuento. O como las máquinas de cobrar en los supermercados, que te dan los buenos días, tardes o noches y claro, a veces y sin darte cuenta, le estás dando los buenos días y de forma automática, a la puta máquina registradora.
O cuando es por teléfono y te pregunta una máquina con voz metálica, fría, seca y cortante, que está al otro lado lado del teléfono, ¿como te llamas y con nombre y apellidos y déme su DNI? y ésta conversación, por motivos de seguridad, va a ser grabada... Primero, que nadie te pregunta a ti, si quieres o no quieres que sea grabada. Segundo, ¿Seguridad para quién?, será para ellos, a mi que me graben no me da más seguridad, al revés, esa grabación me mosquea. Una vez o algunas veces, probé hacer lo contrario y cuando le dije a la tía del otro lado del teléfono, que le estaba grabando, por motivos de seguridad (en éste caso de la mía y si por las moscas tenía que ir a juicio), pues la menda se cogió un rebote que para qué...y la emprendió a gritos y con una espléndida retahíla de amenazas. Que la compañía me iba a demandar y que tenían mis datos y demás sandeces. que ellos tienen un equipo de abogados dedicado a estos menesteres y bla, bla, blá...

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