¿Cómo decirlo?
A mi no me gusta atarme a nada ni a nadie,
me gusta despertarme con mi sueño libre de cadenas,
y sin ataduras que me impidan moverme de sitio,
y al posar un pie en el suelo
me gusta sentir el suave tacto de la madera
y al mismo tiempo,
al pasar mi lengua por mis agrietados labios
quisiera notar el sabor de mi amargura
y la dulce ternura que tiene un beso,
y no importa en que orden,
porque lo amargo me atrae por su ácido escalofrío
y porque lo tierno me ennoblece como un roble viejo...

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