De modo que me declaro apátrida y me exilio hacia adentro, allá donde no pueda alcanzarme la lobotomía colectiva de los pueblos que siguen comprando burras y vendiendo coces.
Feliz, dulcemente apátrida hasta disolverme en la nada.
Dadme pan con aceite. Aceitunas, vino y miel. No preguntaré origen.

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