
Y ya es hora de dejaros (de momento), pues tengo quehaceres pendientes. ¿Quehaceres?, que palabra tan rara, parece producto de juntar que, hacer y queda, resultado final: quehacer. Ya veis lo que son las normas linguistícas, se las saltan cuando les da la gana y si yo digo, por ejemplo, yo me voy a misa y lo hago de corridillo, pues quedará: yomevoyamisa, como un vocablo más de nuestro diccionario. También vale yomevoyacagarentusmuertos o lamadrequeteparió, dos ejemplos más de palabras corridas que se han juntado por la conveniecia de alguno. Hablo de palabras corridas, no de otro tipo de corrimientos.
Y ahora ya son 4 de la tarde y ¿ahoraquéhago?. Pues no voy hacer nada, escribiré como es mi costumbre últimamente. Escucho como telón de fondo un anuncio que odio, ese que dice: "En el laberinto de la vida hay muchos caminos que recorrer y uno de ellos es el sol de la tranquilidad, en el laberinto de la vida, seguros Ocaso es el sol de la tranquilidad", no es exactamente así, pero es parecido. Empezando que a mi Ocaso me suena a muerto, pues su potencial siempre fue el de asegurarte un nicho y un féretro y para cuando tu cuerpo sea pasto de los gusanos. Y segundo, que pretencioso eso del laberinto de la vida y lo del sol de la tranquilidad, es el novamás de la poesía.
Hay anuncios cursis y cursis, pero éste se lleva la palma y al palmero, se lo lleva todo, se lleva hasta el Príncipe de Asturias de la prosa lírica. Si su nombre lo dice todo: "Ocaso", cuando llega tu ocaso y entonces ya puedes dormir tranquilo y tan tranquilo, dentro de un féretro o caja de pino. Y lo del laberinto de la vida, pues es como suena, la vida es un laberinto en que te pierdes y vuelves (¡qué profundo!), pero al final, siempre encontrarás una salida, que es el sol de la tranquilidad o lo que es lo mismo, la muerte asegurada y ahí aparece Seguros Ocaso, para asegurarte que te mueres tal y como se debe. El el problema de las multinacionales, que una vez que agotan el mercado de los muertos y ya tienen a todos asegurados, se pasan al mundo de los vivos y sin ningún pudor ni vergüenza, se meten al ramo de los seguros de vida. Que más da, la cosa es vender seguros a todo lo que se mueve y menea y los gusanos dentro de un féretro se mueven y comen carne putrefacta. ¿O no?.