Tengo mi piel como pompas de jabón,
pues a su vez,
estallan al paso de la yema de tus dedos.
De primeras,
estremecen su vieja estructura elástica.
De segundas,
aceptan y entienden tu caricia.
Y de terceras,
se estiran por el placer y por el gusto
y se acaban convirtiendo en frágiles hilos de conducción
y al fin,
y con la mínima brisa marina
explota y lo vuelvo a repetir...
explota como pompas de jabón.

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