De mañana intento ser claro
mientras que por el día y poco a poco,
me voy oscureciendo
y hasta que me apago al llegar la noche,
aunque a veces ejerzo de faro o de luna
o de luciérnaga que vuela por caminos del bosque,
hay otras noches en que soy peor que la noche más oscura,
me pinto de negro,
me arranco los dientes,
me sumerjo en barriles de brea,
y salgo a pasear por la calle más oscura del pueblo,
allí, juego con las sombras de la noche
y con las manchas más oscuras y tenebrosas de los muros,
y así hasta que el primer rayo de sol me descubre
y sin más, empiezo de nuevo mi metamorfosis,
de nuevo me visto de día
y a cada minuto empiezo a ser más claro,
aunque a media tarde
me doy cuenta
que de nuevo, me voy oscureciendo.

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