Hay caras que se parecen a otras caras y porque sí.
Hay caras que no se parecen pero te suenan a algo.
Hay caras que es mejor no verlas,
por oscuras de alma y espíritu,
por cerradas de mente,
por su mirar intransigente,
por mirarte de lado,
y por señalarte con el dedo acusador...
Hay caras que nacen oscurantistas,
de mirada y pupila fija
de mueca y sonrisa de hiena,
de rictus congelado,
de desprecio marcado en la frente,
de hielo en los labios,
y de espuma blanca que sale de su boca.

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