Joumana Haddad
Resumen y sinopsis de Yo maté a Sherezade de Joumana Haddad
Yo maté a Sherezade es un libro valiente y radical con el que se pretende derribar la imagen tópica de la mujer árabe sumisa que circula mayoritariamente en Occidente. Uno de los clichés orientalistas por excelencia de las últimas décadas ha hecho de Sherezade la heroína femenina indiscutible: inteligente y bella, dotada de habilidades narrativas y de persuasión, su influjo ha calado por igual entre hombres y mujeres, en Oriente y en Occidente. Según se cuenta en Las mil y una noches, el sultán Sahriar ha dedicido pasar cada noche con una mujer distinta que es inevitablemente asesinada al amanecer. Las muertes se suceden hasta que Sherezade llega a su lecho, quien con el lenguaje como única arma, salva su vida y la de otras mil mujeres concatenando historias que mantienen vivo el interés de su verdugo y aplazan la ejecución un día más, hasta que finalmente el hombre, derrotado, decide dejar la sentencia en suspenso y convertirla en su favorita. Sin embargo, y como advierte Joumana Haddad con perspicacia, no hay feminismo alguno en una narración que evidencia que la vida de las mujeres se halla en manos de hombres, quienes pueden decidir su indulto. Considera por tanto que Sherezade es un modelo más de sumisión, una conspiración contra la mujer, ya que no cuestiona los roles establecidos y simplemente muestra las grietas por las que salvar la vida, sin rebelión, resistencia, ni lucha contra la tiranía. Si la mujer quiere subvertir el orden injusto que la somete, tendrá que matar a Sherezade y buscar un modelo más radical e independiente como Lilith, la primera mujer creada del mismo barro que su compañero Adán y que abandonó el paraíso por voluntad propia, muestra de su carácter rebelde e inconformista.
Un ensayo inteligente y provocativo, que tiende puentes de comunicación entre ambas culturas.
Volver a empezar
Estoy cansada de ser una buena chica.
Sé mi manzana prohibida.
Déjame encajar mis dientes en tus muslos,
deja que tu sangre escurra en mi mentón
para que me echen
una vez más
del paraíso.
Estoy cansada de ser una mala chica.
Toma mis lujuriosos labios
toma mis húmedos labios
y devuélveme ese último momento de inocencia
justo antes del pecado original
para que podamos hacerlo de nuevo
como si fuera la primera vez.
Quietos
Quiero crear para nosotros un mundo paralelo
sin ansiedades que matan;
sin ilusiones, sin remordimientos,
sin fantasías frustradas;
sin deseos ocultos, sin equipos de supervivencia;
sin sospechas y además sin certezas.
Un mundo paralelo,
sin niños llorando en la noche,
sin pagos que preocupan;
sin tontas peleas por la mañana
porque el cereal se acabó.
Sin arrugas tristes alrededor de la boca
Sin círculos negros alrededor del corazón;
sin estrechas cadenas alrededor del cuello,
sin “demasiado cansada para el sexo”.
Un mundo paralelo
sin necesidad de débiles excusas
para mentiras piadosas,
para billetes de ida
para cobardes adioses.
Sin necesidad de “tuya para siempre”
y tampoco de “sin condiciones”.
Un mundo imposible,
infinito como un poema sin escribir
con nosotros solamente
desnudos y abrazados
abiertos al hambre recíproca
como dos palmeras libres,
y con el tiempo suspendido sobre nosotros,
quietos.
Quietos como un retrato feliz, en su marco,
sobre un viejo escritorio de roble.
Joumana Haddad, nacida el 6 de diciembre de 1970 en Beirut, es una poetisa, periodista y traductora libanesa.1Desde el 2014, es anualmente seleccionada2 como una de las mujeres árabes más influyentes del mundo, por la revista Arabian Business, por su activismo cultural y social (posición 36 en 2016)
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