Cuando eres un mierda, como soy yo (lo reconozco), dices exactamente lo que piensas o casi. Pero cuando te aproximas demasiado a la senda del poder, ya empiezas con la guerra de vaivenes y matices y porque te puede más el ganar votos que defender tus principios, que por supuesto, algunos no son fáciles de explicar (pero más difícil de explicar es el puto engaño premeditado). Y ya cuando te sientes en la cúspide del poder, empiezas a decir lo contrario de lo que decías al principio.
Y ese todo suma y ese vamos a ser una fuerza hegemónica que lo abarca todo, se convierte en principio y fin de tu, a esas alturas, paupérrima ideología que muy poco tiene que ver con laque tenías al principio...Y entonces, es la hora de empezar a cerrar el chiringuito...Pero claro, muy pocos lo cierran y porque al fin y al cabo, el poder les pone. Entonces a partir de ahí, empieza el cerrar filas y el amurallarse y atrincherarse bajo estructuras organizativas, cada vez más rígidas y más frías (menos humanas).
Al final, se encierran dentro de sus propios caparazones y no saldrán de él, hasta que necesiten de nuestros votos en otras nuevas elecciones. De nuevo, se dirigirán hacia nosotros como si realmente les preocupáramos y buscarán dos o tres consignas que toquen nuestra fibra más sensible y de nuevo la vida, se inundará de falsas promesas que más tarde serán matizadas y maquilladas. Y de nueo, la mismo noria empezará a funcionar...
No hay comentarios:
Publicar un comentario