LAS 6 DE LA MAÑANA...

 

Las 6 de la mañana...sigo en la cama
medio desvelado.
A las 8 sonará el despertador.
Lo miro de reojo
mientras me digo...
hoy es domingo
además querido amigo...
hoy no trabajo
ni tengo tareas pendientes por hacer.
Lo único que tengo que hacer
y porque quiero
es escribir y hacer la comida
y bueno
rascarme los huevoscon las dos manos
y poco más.
Siguen siendo las 6 de la mañana
cuando estoy a punto de desvelarme del todo
y en ese último instante
se suma el ruido de la lluvia sobre la claraboya del tejado
y entonces,
ya me siento dotado con todos los argumentos
para apagar el despertador
y dejar la cuestión del despertar
en manos del destino y de mis sueños más placenteros...
A las 9 de la mañana abro un ojo
y a las 9 y un minuto abro el otro,
a los dos minutos estoy sentado en la cama
y a las 9 y cinco tengo los dos pies en el suelo.
Mientras afuera, sigue lloviendo y con descaro,
todo nublado y gris metalizado
hasta yo me siento nublado y confundido,
me bajo al baño,
tengo que encender las luces en pleno día,
y después de una gran meada
me bajo a la cocina
(que está en la planta de abajo).
Me hago un sabroso desayuno,
que a su vez lo subo a mi sitio de ser yo mismo
abro el internet,
y leo lo que hay sobre lo que pasa con el coronavirus en el mundo.
Mientras como y bebo un delicioso café, humeante
ahora, oigo un clinck que no identifico,
hasta que el clinck se hace más continuo
y eso enciende mis alarmas,
entonces localizo una pequeña gotera,
que me hace pensar
que debe de ser como las que tengo dentro de mi cerebro,
pequeñas pero que varias juntas
y de esa forma tan insistente,
crean fuertes hemorragias cerebrales,
pienso que voy a poner un periódico en el suelo
para que se seque ese pequeño charco
y que no me joda la madera del suelo.
Al mismo tiempo me digo
que menos mal que aquí llueve muy poco,
pues a mi edad y con mis miedos terrenales
no me atrevo a subir al tejado,
en lo físico me atrevo mucho menos que antes,
en lo psíquico me pasa al revés,
me siento más intrépido y más atrevido que nunca...
Me pongo música amiga
y para calmar a la fiera que llevo dentro mí
y poco a poco voy entrando en una especie de trance
sin llegar a la descomposición.
A su vez
sigo leyendo
ahora leo a otros poetas,
y para ver si alguno de ellos
tira un poco de mi hilo y vena poética
entonces, empiezo la construcción de éste poema,
y ahora estoy buscando su punto final
y es que a veces,
es más difícil dar el punto final y definitivo
que levantarse a las 6 de la mañana.


























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JULIO CORTÁZAR