Mis pasos
son cortos y rápidos.
Mis reflejos
son espasmódicos.
Mis temores
andan sueltos por todos los rincones
preguntándose
quien coño los ha soltado.
De nada me sirve quejarme
si mi constancia se ha vuelto blanda
si mi coraje se ha desnudado
y si el viento, que tanto me mueve
ha entrado en trance
y ha pasado de mí.
En fin,
que lo que me queda
son dos segundos para llenarme de aire
y otros dos
para salir huyendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario