Podría darle la vuelta a mi reloj de arena
y así volver al antes de lo que es, ahora
volvería a aquellos días de febrero que a modo de excepción
no fueron fríos
Porque casi todos los febreros de mi vida
fueron de lluvia intensa
de frío hasta en el tuétano de los huesos.
Y lo sé... porque yo nací en febrero
y siempre quise saber
que tiempo predominaba en aquél mes de febrero.
Estoy convencido
que ese día llovía lo que nunca antes había llovido,
que el viento se vistió de ciclón huracanado
y que el frío se condensó en inmensos copos de granizo
mientras el cielo era una mano negra...
y en un día así, nació un tal Bruno
(aunque me bautizaron, Javier)
y frente a su ría de Vigo.
Era el año 1956...
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