MAR DE INVIERNO (Carlos Javier Morales)

 

 ERA a primera hora de la tarde,

en medio del silencio de la siesta.

Yo daba mi paseo de los sábados

frente al mar invernal de nuestro pueblo.

En la roca más alta

un hombre de mi edad (¿o era más joven?)

comía ante la furia de las olas,

mirando al mar, mirando lo imposible.

 

Yo no lo conocía,

pero sentí la urgencia de advertirle

que era muy peligroso ¡una locura!,

bañarse en esas aguas.

Las olas estallaban con crudeza

bajo sus pies. Las olas le avisaban

de que el mundo, la vida,

terminan allí mismo.

 

El hombre dio un bocado

cubierto por la espuma de la ola más alta

y más violenta.

Con sus dos manos se cubrió la cara:

no sé si era la espuma o eran lágrimas

lo que quiso secarse.

 

Quise ofrecerle ayuda y otra ola

lo mojó por completo.

Pero él siguió sentado sobre la misma roca

y lo dejé allí solo.


















No hay comentarios:

Publicar un comentario

YO HE SIDO MUCHAS COSAS Y A LA VEZ Y AL MISMO TIEMPO

Aquí estamos de nuevo, buscando cosas, rebuscando en otras, removiendo pasados y no dando un punto a ningún remordimiento. Le hecho hecho es...